jueves, 3 noviembre 2011 21:00
Mi amada hija, las profecías predichas comenzarán a ser conocidas y atestiguadas por todo el mundo, de modo que nadie podrá ignorarlas.
Muchos de Mis hijos desconocen el contenido del Libro de Mi Padre, la Santísima Biblia. Se presta poca atención al Libro de Juan, donde los detalles del fin de los tiempos son dados a todo el mundo. Este tiempo ha llegado. Preparaos todos.
La Verdad contenida en el Libro del Apocalipsis es precisamente eso: la Verdad. ¿Puedes reconocer las señales? La agitación en el mundo continuará aumentando a un ritmo feroz. Vuestro sistema monetario está siendo amenazado por un grupo global, que no sólo quiere vuestro dinero, sino que quiere robar vuestras almas.
La maldad del hombre es evidente, pero gran parte de ella está oculta. Mis mensajeros están ahora con vosotros, hijos, para ayudar a preparar vuestras almas. Los reconozcáis o no por lo que son, el Espíritu Santo, que reina en sus almas, difundirá la conversión.
Aquellos que denuncian Mis intentos de comunicarme con vosotros comprenderán la Verdad muy pronto. Será entonces cuando Mis hijos se unirán contra esta fuerza malvada dirigida por Satanás. Ellos no ganarán. Cada obstáculo está siendo puesto ante ellos por la Mano de Mi Padre Eterno. Su Misericordia es tan grande, que El usará Su Poder para defender a Sus hijos y El destruirá a aquellos que insistan en seguir el camino del engañador.
Cualesquiera que sean vuestras diversas opiniones sobre si hablo o no con vosotros ahora, no importará. Es vuestra fe en Mí y en Mi amado Padre, Dios Altísimo, lo que contará al final.
La oración es muy urgente, niños, dondequiera que estéis, sea cual sea vuestra religión, sean cuales sean vuestras opiniones. Uníos y orad al Espíritu Santo para que os ilumine en este momento. Satanás está intentando daros la espalda a Mí, vuestro amado Salvador. No escuchéis las dudas y el miedo que pone en vuestros corazones. El usara mentiras para prevenirme de inundar sus almas con Mi Luz Divina. Mi Amor es tan fuerte por vosotros, hijos, que no importa como Me ignoréis, o me deis la espalda, Yo continuaré llamándoos. Yo haré esto a través del Poder del Espíritu Santo. Deben orar por este Regalo diciendo:
"Oh Jesús, cúbreme con Tu Preciosa Sangre y lléname del Espíritu Santo, para que pueda discernir si estas Palabras vienen de Ti. Humíllame en espíritu. Recibe mis súplicas con Misericordia y abre mi corazón a la Verdad".
Responderé a las almas más endurecidas cuando recen esta oración.
Permíteme la oportunidad de traerte hacia Mí, para que pueda unir al mayor número posible de Mis hijos antes de La Gran Advertencia.
Recuerda, Mi Amor por ti nunca se extinguirá, por mucho que hagas oídos sordos a Mi llamada urgente a la unidad.
Tu amado Salvador
Jesucristo
sábado, 3 noviembre 2012 19:00
Mi muy querida hija, cuando las almas se alejan de Mí, y cuando sucumben al pecado, nunca deben temerme.
En cuanto pequéis, Mis amados seguidores, debéis volver inmediatamente a Mí.
Nunca te avergüences de venir corriendo a Mí después de cometer un pecado. Sólo así tendrás fuerzas para volver a caminar Conmigo.
Si no te diriges a Mí y, en cambio, me evitas, te debilitarás aún más y quedarás expuesto a las tentaciones que el maligno pone ante ti cada día.
El pecado es algo con lo que todo niño nace. El pecado original debe ser erradicado, mediante el Sacramento del Bautismo. Aun así, las almas seguirán siendo tentadas mientras la humanidad permanezca bajo el reinado de Satanás.
Liberarse del pecado es sencillo. En primer lugar, sabréis, en vuestro corazón, cuándo habéis pecado. Mucha gente en el mundo de hoy descarta el pecado como algo sin consecuencias. Sin embargo, si la gente admitiera abiertamente cómo se siente después de pecar, descubriría que su paz interior se ha roto en dos.
El pecado es sentido por la mayoría de las almas hasta que se oscurecen tanto que sólo el pecado satisfará su lujuria. Por eso debes buscar el perdón de Dios, cada vez que peques. Si no lo haces, entonces el pecado se enconará dentro de ti y te resultará más difícil resistir la tentación.
Cuando sintáis remordimientos en vuestros corazones, invocadme a Mí, vuestro amado Jesús, para que os ayude.
Ningún pecado no puede ser perdonado, excepto, el pecado de blasfemia contra el Espíritu Santo. Llámame siempre en tu ayuda, por muy avergonzado que estés, a causa de los pecados que cometes.
Mi corazón está con todos los hijos de Dios. Ustedes son Su preciosa creación y Él los ama a pesar de sus pecados. Luchen contra el pecado buscando la redención, cada vez que pequen.
Pronto el pecado dejará de existir. El azote del pecado será cosa del pasado.
Tu Jesús
domingo, 3 noviembre 2013 19:07
Mi muy querida hija, la manera de identificar un ataque satánico es mirar la manera en que las almas, que están infestadas por el maligno, se comportan. Nunca estarán tranquilas. En su lugar, con una feroz inquietud, gritarán obscenidades, mentirán y rugirán de ira contra sus objetivos. Satanás y sus demonios están en una furia terrible en este momento y atacarán a todos y a cualquiera en su camino, que proclame la Palabra de Dios, durante estos tiempos.
Las almas que están llenas de los rasgos, asociados con el diablo, como el orgullo, la arrogancia y un respeto exagerado por su propia inteligencia humana defectuosa, serán los primeros en la fila para atacar a los que dirigen Mi Ejército Remanente. Cada táctica, cada acto, y cada ataque verbal estará impregnado de un odio profundo y duradero hacia las almas que atacarán. Sus ataques siempre resultarán como si ustedes, las víctimas, hubieran recibido una patada en el estómago - un clásico ataque satánico.
Cuando seáis testigos de calumnias, falsas acusaciones y difamaciones contra vosotros, Mis amados seguidores, sabréis entonces que esto nunca podría venir de Mí, vuestro Jesús. Yo no doy a ningún hombre la autoridad para juzgar a otro, para hablar mal de otro o para arrojar calumnias sobre la espiritualidad de otra alma, a los Ojos de Dios. Sólo Yo, Jesucristo, puedo Juzgar al hombre por sus pecados. A nadie más se le ha dado este derecho, pues esto sólo Me pertenece a Mí.
Cuando juzgas a otro en Mi Santo Nombre, con odio en tu corazón, tu también serás juzgado por Mi de acuerdo a tus obras. Cuando hieres a otro hijo de Dios y lo declaras malvado, entonces tú también serás juzgado como malvado ante Mis Ojos. Ojo por ojo - este será tu castigo. Puedes pensar que estas justificado, cuando difamas a otra alma en Mi Nombre, pero en lugar de eso eres un enemigo en Mis Ojos. Aquellos que se exaltan ante Mí, afirmando que su conocimiento humano de asuntos espirituales los hace superiores, entonces deben saber que se convertirán en nada. Cuando Me niegues y declares que Mi Santa Palabra viene de la boca del maligno, entonces habrás firmado tu destino y nunca verás Mi Rostro. Ninguna Misericordia puede ser tuya, porque has blasfemado contra Mí.
Mi advertencia, a los que me traicionan, es ésta. Luchad contra Mí y nunca ganaréis. Mi Poder es Todopoderoso. Ningún hombre Me derrotará jamás. Sin embargo, muchos romperán Mi Corazón cuando traten de competir Conmigo, declararse más grandes que Yo y decir que su conocimiento es superior al Mío. Lejos de Mí, hombres y mujeres ingratos - vuestros pecados de blasfemia nunca serán olvidados.
Jesucristo
Salvador de la Humanidad
lunes, 3 noviembre 2014 23:50
Mi querida y amada hija, la eutanasia es un pecado mortal y no puede ser perdonada. Quien ayuda, asiste o decide quitarse la vida, por la razón que sea, comete un pecado terrible a los Ojos de Dios.
Es uno de los pecados más grandes de todos quitar una vida, y luego declarar que la muerte deliberadamente planeada de cualquier persona, es algo bueno. Entre los muchos actos cuidadosamente planeados contra Dios, que están siendo deliberadamente presentados al mundo en este tiempo, para animar a la gente a pecar contra Dios, está el pecado de la eutanasia. No se equivoquen, la eutanasia es un acto aborrecible a Mis Ojos, y conlleva graves consecuencias para aquellos que participan en el acto.
Es pecado mortal matar a cualquier alma y esto incluye a las almas desde el momento de su concepción, hasta las que viven sus últimos meses en la tierra. Nada puede justificar la privación de la vida humana, cuando se lleva a cabo con pleno conocimiento de que la muerte se producirá en un momento dado. La muerte causada a otra alma viviente niega la existencia de Dios. Cuando los culpables de este acto aceptan la existencia de Dios, entonces, al llevar a cabo tal acto, quebrantan el5º Mandamiento.
Hay un plan, en este momento, para animar a millones a cercenar la vida del hombre - tanto la vida del cuerpo como la vida del alma. Cuando te conviertes en un participante voluntario en un acto, que profana la santidad de la vida humana no tendrás vida - no Vida Eterna - y la salvación no puede, ni será tuya.
Tu Jesús