lunes, 1 abril 2013 17:22
Mi queridísima hija, los Sacrificios hechos por Mí, tu amado Padre, en nombre de la humanidad están llegando a su fin.
Cada intento ha sido hecho, debido a Mi Puro Amor por Mis hijos, para salvarlos del mal del pecado. En estos tiempos, la batalla final para salvar a todos Mis hijos de cada credo y raza está ahora en las etapas finales.
¿Quién de vosotros defenderá la Verdad, cuando os ha sido dada durante tanto tiempo? ¿Quién de vosotros aceptará Mi Santa Palabra tal y como se os presenta hoy en Mi Libro de la Verdad? Aquellos de ustedes que gritan a Mi profeta serán silenciados, para que Mis hijos puedan escuchar la dulce Voz de Mi amado Hijo, mientras atrae a las almas al refugio seguro, para prepararlas para el Nuevo Paraíso en la tierra.
Hago un llamamiento a todos Mis hijos, los fuertes, los débiles, los vulnerables, los ignorantes y aquellos atiborrados de orgullo, que piensan que conocen la Verdad de las profecías prometidas por Mí a lo largo de los siglos, para que respondan a esta llamada de Mi Reino Celestial.
Yo, vuestro amado Padre, he fijado por fin el día del Aviso. Sólo Yo conozco esta fecha. Sólo Yo conozco la fecha del Gran Día en que Mi Hijo regresará para reclamar el Reino que le prometí.
El día de La Advertencia, dado a ustedes como un gran Regalo, dividirá a la humanidad en dos mitades. La primera mitad aceptará la gran Misericordia de Mi Hijo. La otra mitad se esconderá y huirá. Ellos creerán que tendrán el poder de resistir la intervención de Dios para salvarlos. Lo que ellos no saben es que Yo los perseguiré hasta el Último Día para salvarlos del horror final, del cual no hay retorno.
Hijos Míos, no Me temáis. Es debido a Mi Amor por ustedes que he permitido la persecución final cuando el mal se dará a conocer de una manera como nunca antes.
Todas las Iglesias Cristianas serán derribadas en espíritu. Algunas serán demolidas. La Iglesia Católica, por encima de todas las demás, será la que más sufra, ya que ahora estará contaminada desde dentro de su núcleo.
Esta enfermedad será viciosa, pero la Iglesia fundada por Mi Hijo en la tierra sobrevivirá a este mal, aunque gran parte de ella estará fuera de Roma, porque la Sede de Pedro ha sido profanada.
Levantaos todos los que juráis lealtad a Mi Hijo. Permaneced juntos y rezad para que la infestación no devore a aquellas almas que han entregado sus vidas por Mi Hijo. Oh cómo serán tentados por las nuevas leyes, que creerán dictadas por el Cielo, a través de la Sede de Roma. Cómo sus corazones se agitarán de dolor cuando estalle el desorden. Cómo llorarán cuando esos siervos sagrados, por cientos de miles, sean excomulgados. Sólo entonces extenderán sus brazos e invocarán a Mi Hijo para que les guíe.
Mi Divinidad cubrirá el mundo y reunirá a todos Mis hijos en el Reino de Mi Hijo. Debéis esperar esta llamada y aceptar, con corazones agradecidos, estos Dones que se os han dado como las armas que necesitáis para luchar contra la maldad, que cubrirá la tierra de oscuridad.
Los mansos y humildes de corazón, que Me aman a Mí, su Padre, y aquellos que aceptan la Divinidad de Mi unigénito Hijo, Jesucristo, serán reunidos primero. Ellos, cuyos nombres están en el Libro de los Vivos, serán llamados y reinarán como líderes, junto con los santos, entre las doce tribus de Israel.
Aquellos de ustedes con almas tibias serán entonces iluminados y su carga será más pesada. Será a través de vuestras oraciones, que los otros -los que se esconden de Mí- serán tomados bajo el techo de Mi Protección.
La bestia, que se acobarda ante Mí, no ganará las almas de esos hijos Míos tan fácilmente. Cada Acto de Misericordia, cada milagro y cada intervención serán concedidos por Mí por el bien de Mis hijos.
Aquellos que se presenten ante Mí y ante Mis hijos sufrirán un terrible castigo. Aunque amo a todos Mis hijos, no dudaré en detener a aquellos de entre ellos que, si se lo permitiera, me arrebatarían Mi Reino, que llenaré con toda Mi familia.
Ten cuidado con Mi Ira. Porque aunque está contenida y Mi Paciencia es grande, Yo arrojaré sobre la tierra una gran aflicción, aunque signifique destruir gran parte de ella. Como una enfermedad, que devora el cuerpo humano, así también las malas acciones del hombre contra su hermano, destruirán las células sanas. Si no se detiene esta enfermedad y si no extirpo y desecho la carne enferma, no podré volver a sanar el cuerpo.
Sólo el Cuerpo entero y sano de la Iglesia de Mi Hijo en la tierra podrá llegar a la puerta de Mi Nuevo Reino en la tierra. Aquellos que se han alejado de la tentación de rechazar a Mi Hijo encontrarán más fácil ser hechos dignos de unirse como Un Cuerpo, en unión con Mi Hijo. Se les dará vida eterna y el dolor no existirá más.
Tu amado Padre
Dios Altísimo
martes, 1 abril 2014 21:00
Mi muy querida y amada hija, algunas veces la velocidad y el crecimiento de esta Santa Misión puede ser abrumadora.Es importante que Mi Palabra sea escuchada en todos los países y que la Cruzada de Grupos de Oración sea establecida en cada nación y especialmente en países donde Yo no Soy venerado.
Nunca permitas que la intensidad de esta Palabra eclipse la razón por la que debo llegar al mundo. Quiero que incluso las almas más endurecidas, que no tienen ningún deseo de permitir que el Espíritu Santo toque sus corazones, escuchen y oigan lo que digo y entiendan, Mi Promesa.
Mi Plan de Salvación no es exclusivo de los más fieles: es para todos, incluso para aquellos cuyas almas ennegrecidas pueden repugnarte. Fue por estas pobres almas por las que lloré Lágrimas de Sangre en el Huerto de Getsemaní. Eran las almas de los amargados, de los perdidos - los amantes de la bestia, que fueron expuestos ante Mí, por Satanás. Él Me mostró cuántos Me rechazarían todavía, a pesar de Mi ofrecimiento a Dios de Mi voluntad y Mi Deseo de redimir al mundo por Mi muerte en la Cruz. Mi Dolor por estas almas es insoportable y tú, hija Mía, nunca debes ignorar Mi Deseo de alcanzar a los no creyentes. No importa como seas despreciada; escupida y maldecida, debes elevarte por encima del odio, que siempre será nivelado en esta Misión y tráeme estas almas, no importa cual sea el costo. Traedme a Mis amados seguidores y luego a los que no me conocen o a los que pueden no conocerme. Luego tráeme las almas de aquellos que Me odian. Este debe ser el objetivo de cada uno de vosotros. Cuando Me traigáis a estas pobres almas dolorosas, Yo les legaré grandes Gracias, para atraerlas a Mi Misericordia.
Cuando mires a tu alrededor y veas las almas de aquellos con los que entras en contacto, que son ajenos a Mi Plan de venir de nuevo, debes tenderles la mano y consagrármelos. Me traerás gran consuelo y alegría cuando hagas esto, porque entonces Yo puedo hacer cualquier cosa para unir a todas las almas en cualquier lugar.
Id y multiplicaos porque el camino ha sido preparado. Ha pasado poco tiempo desde que llamé por primera vez al mundo, a través de esta Misión. Sin embargo, ha sido un arduo viaje y ahora todos los caminos se subdividirán y ramificarán para que ninguna nación sea excluida, tal es Mi Misericordia.
Tu Jesús