Vengo sólo como Dios de Misericordia. No vengo a asustaros, porque os amo de verdad a cada uno de vosotros.

Mi muy amada hija, todos deben prepararse para que estén aptos para venir ante Mí, porque Yo vendré como un ladrón en la noche y muchos no sabrán lo que está sucediendo. Por lo tanto, es importante que cada uno de ustedes Me confiese ahora.

La Verdad de Mi Santísima Palabra será pronunciada, mientras versiones torcidas la reemplazan por Mis enemigos, quienes serán atrevidos en sus esfuerzos por engañarlos. Ahora es el momento de centraros en vuestras propias almas y en el estado en que se encuentran. Al hombre que no cree en Mí le digo. Cuando Yo venga ante vosotros, ¿estaréis aliviados de saber Quién Soy Yo? ¿Vendrás conmigo? Yo te tomaré y enjugaré tus lágrimas y vivirás una vida gloriosa, una vez que Me confieses y Me pidas que te tome en Mi Misericordia.

Al hombre que cree en Mí, ¿podrás presentarte ante Mí, sin vergüenza? ¿Vendrás ante Mí, sabiendo todo lo que sabes sobre lo que te enseñé, con el alma limpia? No importa. Cuando Me digas: "Jesús perdóname, quiero seguirte", serás salvo.

Al hombre que cree en Mí, pero que se cree ejemplar y sin necesidad de confesión, ¿tú también eres apto para venir ante Mí? Cuando te muestre el estado de tu alma, ¿discutirás Conmigo y dirás que eres apto para venir ante Mí cuando no lo eres? Si no puedes aceptar Mi Don de Misericordia y admitir tu maldad, entonces permanecerás separada de Mí y sólo te daré una oportunidad más de indulto.

A toda la humanidad, les pido que preparen primero su alma. Debéis arreglar cada parte de vuestra alma, antes de que estéis listos para estar completos en Mi Presencia durante El Aviso. Si no lo hacéis, tendréis que soportar una purificación dolorosa y vuestro Purgatorio será soportado en la Tierra, antes de que amanezca el Día de Mi Segunda Venida. Os exhorto a rezar esta Oración de Cruzada por cada una de vuestras almas y la de vuestros seres queridos.

Oración de la Cruzada (127) Para salvar mi alma y las de mis seres queridos:

Oh Jesús, prepárame para que pueda presentarme ante Ti sin vergüenza. Ayúdame a mí y a mis seres queridos (nómbralos aquí....) a prepararnos para confesar todas nuestras malas acciones. A admitir nuestros defectos. A pedir perdón por todos nuestros pecados. A mostrar amor a los que hemos ofendido. Para implorar Misericordia para la salvación. Humillarnos ante Ti, para que en el Día de la Gran Iluminación, mi conciencia y las de (nómbralos aquí.....) estén limpias y Tú inundes mi alma con Tu Divina Misericordia. Amén.

Ahora es el momento de recordaros todo lo que os he enseñado. Ahora es el momento de examinar los Diez Mandamientos y preguntaros si realmente habéis vivido vuestras vidas de acuerdo con ellos.

Sean honestos con ustedes mismos porque si no lo son, se les mostrará -de cualquier manera- cómo Me han afligido en su vida. Pero, déjenme darles consuelo.

Vengo sólo como un Dios de Misericordia. No vengo a asustarlos, porque verdaderamente los amo a cada uno de ustedes, sin importar lo que hayan hecho, pero Mi Paciencia es limitada. Sólo aquellos que aceptan la naturaleza grave de sus pecados contra Dios pueden ser envueltos en Mi Divina Misericordia. Aquellos que Me rechazan tendrán poco tiempo para redimirse, porque Yo separaré las ovejas de las cabras. Un lado vendrá Conmigo. El otro lado será dejado y entonces el Nuevo Comienzo será dado a conocer a toda criatura. Sólo a los que Me aman se les dará la Vida Eterna.

Prestad atención a Mi Llamada, porque hago esto para asegurarme de que el mayor número posible de vosotros esté preparado mucho antes del Día del Aviso.

Tu Jesús