Dios Padre: Si tengo que destruir ciudades para detener la propagación del mal, entonces haré esto

Mi queridísima hija, Mi Mano de Justicia ha caído sobre el mundo y Yo castigaré a aquellos que lastiman a Mis hijos, en cuerpo y alma. Debes temer Mi Ira así como aceptar Mi Misericordia.

Intervendré en vuestras naciones para impedir que las guerras se intensifiquen y, si tengo que destruir ciudades para impedir que el mal se extienda, lo haré. Cuando la maldad del hombre se extienda como un virus, cortaré esas almas en dos y las destruiré. Cómo me enferman los pecados malvados del aborto, la guerra, el asesinato y el engaño de aquellos que ayudan a la propagación del pecado. Ahora pagarán el precio por esto.

Aquellos en posiciones políticas, que controlan la disponibilidad del aborto, serán los primeros en ser castigados. Esperad ahora y veréis cómo sufrirán por las atrocidades que consienten ante Mí. Esos grupos, que planean la desaparición de la población mundial a través del aborto, morirán en agonía por Mi Mano. La justicia será servida sobre ellos finalmente, ya que no les permitiré infligir tal maldad sobre Mis hijos. Sus arrogantes afirmaciones, de que están actuando por el interés humano, serán silenciadas, ya que se han separado de Mí y ahora tendrán poco tiempo para redimir sus almas.

Aquellos a quienes se les ha dado la responsabilidad de enseñar a Mis hijos la Verdad de los Evangelios necesitarán prestar atención a esta Promesa. Os resucitaré cuando digáis la Verdad, pero os arrojaré al abismo, si y cuando profanéis la Sagrada Eucaristía. Y aunque los mentirosos os convencerán de la necesidad de cambiar la Verdad y os perseguirán, no será nada parecido a las tinieblas, que Yo arrojaré sobre toda la Tierra. Entonces será el llanto y el crujir de dientes, pero nadie os oirá. Ya no veréis, ni oiréis nada, pero sentiréis el dolor de aquellas almas a las que destruisteis a causa de la apostasía, que ayudasteis a alimentar hasta que envolvió las almas de aquellos siervos sagrados a los que instruisteis.

Teme Mi Ira, porque descenderá sobre ti de repente y para entonces será demasiado tarde para ti. Ustedes nunca verán Mi Rostro. Estoy dando a los líderes de todos aquellos que controlan Mis Iglesias en la Tierra esta advertencia final.

No defender la Palabra de Dios o no mantener la Sagrada Eucaristía resultará en muerte y desesperación. No te permitiré el tiempo de destruir las almas que han sido señaladas por Mis enemigos.

Tu padre

Dios Altísimo