Madre de la Salvación: Esta guerra, para mantener la Palabra de Dios, significará que aquellos sacerdotes, que permanezcan fieles a Él, tendrán que buscar refugio

Mis queridos hijos, este va a ser un tiempo de grandes pruebas en vuestra fe. La Iglesia Católica será la Iglesia en la que comenzará la gran división. Será en esta Iglesia donde los sacerdotes de Mi Hijo sufrirán más, durante la gran apostasía que, muy pronto, tendrá que soportar desde dentro.

A los fieles sacerdotes de mi Hijo, que la indecisión partirá en dos, debéis ser conscientes de la necesidad de permanecer unidos a Cristo Misericordioso. Nunca debéis sentir la tentación de abandonar a Su Iglesia, aceptando falsedades de aquellos de entre vosotros que han caído en graves errores. Debéis venerar a mi Hijo a toda costa y guiar a su pueblo por el camino de la santidad, por difícil que os resulte.

Aquellos de vosotros que continuéis celebrando la Misa tradicional seréis atormentados hasta que aceptéis abandonarla por completo. Muchos de entre vuestras órdenes religiosas os traicionarán a espaldas del enemigo. Al igual que mi Hijo antes que vosotros, seréis llevados ante los que dicen ser vuestros iguales y seréis acusados de herejía, por insistir en seguir mostrando respeto por el Santísimo Sacrificio de la Misa.

Las nuevas palabras, que equivaldrán a la más vil profanación del Cuerpo de mi Hijo, serán impuestas a aquellos siervos sagrados que se atrevan a objetar.

Será dentro de la Iglesia católica donde hermano luchará contra hermano, hermana contra hermana, padre contra hijo, hijos contra padres, hasta que haya dos bandos.

Esta guerra, para mantener la Palabra de Dios, significará que aquellos sacerdotes, que sí permanecen fieles a Él, tendrán que buscar refugio. Para ello deben empezar a prepararse y encontrar lugares donde puedan ofrecer la Santa Misa y proporcionar los Sacramentos a los hijos de Dios.

Yo, la Madre de la Salvación, protegeré tales refugios y mediante la colocación del Sello del Dios Viviente, dado al mundo por Mi Padre, en las paredes interiores, permanecerán invisibles a los enemigos de Dios.

No tengáis miedo de estas cosas, porque si os preparáis bien, llevaréis a los hijos de Dios a la salvación. Si no prestáis atención a esta advertencia, seréis llevados cautivos en mente, cuerpo y alma, por los enemigos de mi Hijo y la salvación no será vuestra.

Aquellos que sigan las órdenes del falso profeta necesitarán mucha oración, porque algunos de ellos están ciegos a la Verdad. Otros, que conocerán la Verdad, pero que se pondrán del lado de los que niegan la muerte de mi Hijo en la Cruz, son de temer. Infligirán un daño terrible a los inocentes seguidores de Cristo.

Permaneciendo leal a la Verdad, guiarás al Ejército Remanente de mi Hijo, para que se convierta en una fuerza formidable, contra el maligno y aquellos que él dirige en su lucha contra los verdaderos siervos de mi Hijo en la Tierra.

Debes, cuando llegue el momento, negarte a aceptar la dirección de aquellos que profanarán la Palabra de Dios y a través de sus mentiras y nuevas doctrinas obscenas, engañarán a muchos. Aquellos que acepten cualquier distorsión de la Misa o de los Santos Sacramentos, serán responsables ante mi Hijo. Porque os habréis convertido, sin saberlo, en siervos del maligno y muchas, muchas, almas se perderán, porque serán arrastradas a rituales, que rendirán homenaje a Satanás. Estos rituales honrarán al falso profeta y al anticristo, que son enemigos de Dios.

Reza, reza, reza para que la Verdad sea vista y que las mentiras sean expuestas por lo que son - una afrenta a la agonizante Crucifixión de mi Hijo.

Tu querida Madre

Madre de la Salvación