Dios Padre: Cuando Mi Hijo es considerado un pecador, sepan que esta es la mayor blasfemia...

Mi queridísima hija, ¿cómo reaccionaría un padre si supiera que sus hijos se enfrentan a la muerte? ¿No lucharían hasta los huesos para salvarlos de todo mal? Esta es precisamente la razón por la que ahora intervengo en el mundo instruyendo a Mi Hijo para que diga la Verdad, con el fin de salvar las vidas de Mis hijos.

Son las pequeñas cosas de la vida las que tienen un impacto a escala mundial. Una abeja cuyo comportamiento cambia y donde el polen no puede ser creado, tendrá un efecto directo sobre la vida que existe en la Tierra. Es a través de la Iglesia de Mi Hijo en la Tierra que la vida del alma puede ser mantenida. Sin la Verdad, la Iglesia de Mi Hijo no puede mantener la vida. Así que, si las mentiras permean dentro de las paredes de la Iglesia, sin Mi interferencia, entonces esto tendrá un impacto en la vida del alma.

Será cuando la Iglesia se vuelva contra Aquel que la creó, cuando la vida será destruida. Esta infestación tendrá un impacto directo en todo el mundo, incluso en aquellos que no creen en la vida del más allá. Afectará incluso a los de otras religiones, que no proceden de Mí. Cuando las mentiras infesten el Cuerpo Místico de Mi Hijo, Jesucristo, en la Tierra, causarán enfermedad. La enfermedad, si no se ataja, conducirá a la muerte. Por lo tanto, como Dios, el Padre de toda la Creación, no me quedaré atrás y permitiré que Mis enemigos destruyan las almas de Mis hijos.

Cuando te enfrentes a las mentiras, éstas saldrán de las bocas de los engañadores en un confuso revoltijo de tonterías. Las mentiras, que ya han comenzado, están redactadas en un lenguaje humilde, pero disfrazan las mayores mentiras contra la Verdadera doctrina de la Iglesia. Conócelas por lo que son - enviadas para engatusarte a cometer pecado. Cuando Mi Hijo es considerado un pecador, sepan que esto es la mayor blasfemia, porque esto es imposible.

Envié a Mi Hijo, como hombre en la carne y como todos vosotros, con una excepción. Él nació sin pecado, y por lo tanto, era incapaz de él. Cualquiera que use la Verdad y luego la tuerza, con el fin de introducir un nuevo significado en la Crucifixión de Mi amado Hijo, es un mentiroso. Él no viene de Mí y es un enemigo de Mi Hijo.

Vigilad ahora, hijitos míos, cómo la bestia y los demonios que ha enviado para apartaros de Mí, deambulan entre vosotros. Debéis ser fuertes. Debéis saber siempre que Mi Hijo os dio la Verdad cuando caminó sobre la Tierra y cuando murió por vuestros pecados. Sacrificó Su Cuerpo para redimiros, pero nunca se convirtió en pecador, porque no es uno de vosotros.

Debes permanecer fiel a Mi Palabra y a las Enseñanzas de Mi Hijo. Si no lo haces, entonces estarás tentado a aceptar mentiras, que no te traerán nada más que sufrimiento eterno.

Tu amado Padre

Dios Altísimo