domingo, 26 mayo 2013 14:10
Volume 3simplicidad claveNuestra Señora ProtectoraLa Virgen como vencedora de SatanásNuestra Señora Corredentoraoración por un profetaDon del Espíritu Santorechazo del cleropedir ayudaadvertencia de condenar estos Mensajesguía de Diosodio a esta Misiónpersecución de profetasluchar contra esta Misiónoración de discernimientoRosariopecar contra el Espíritu SantoJesús confío en tiHija mía, nunca debes escuchar a aquellos que tratan de detenerte en esta Santa Misión. Es importante que permanezcas en unión con mi amado Hijo y sepas que esas voces, que hablan blasfemias contra mi Hijo, continuarán multiplicándose. El odio, que sale de sus bocas, no es contra vosotros, sino contra la Santa Palabra de mi Hijo. Tú sabes cuántos enemigos tiene mi Hijo en el mundo. Los que más daño le hacen son aquellos que dicen amarle, pero que le rechazan ahora, cuando habla a través de los profetas elegidos de Dios.
Aquellos que me utilizan a mí, la Santa e Inmaculada Madre de Dios, para esconderse detrás, mientras gritan obscenidades, me llenan de lágrimas de gran dolor. Tan endurecidos están sus corazones y tan llenos de ira, que su odio a estos Mensajes escandalizará a muchos. Aquellos que creen que defienden la Palabra de Dios, y que rechazan a aquellos que vienen en Su Nombre, nunca deben condonar a aquellos que muestran odio o calumnian a otros en Su Nombre. Cuando esto suceda y cuando aquellos que dicen ser profetas hagan esto, sepan que estos ataques amargos no vienen de Dios, ya que esto sería imposible.
Yo, la Madre de Dios, destruiré el poder del maligno en los corazones de los que me invoquen. Si no me invocan, no podré ayudarles. Yo, como Corredentora, nunca podría negar la Verdad que mi Hijo quiere revelar al mundo. Mi deber es para con mi Hijo. Nunca les diría que rechacen o denuncien al maligno y luego les engañaría diciendo que soy la Madre de Dios.
Aquellos que pretenden honrarme a través de mi Santísimo Rosario y luego dicen cosas perversas sobre mi Hijo, declarando que sus Mensajes son mentiras, insultan a mi Hijo y me deshonran. Mi Santísimo Rosario, rezado despacio y de corazón, abrirá vuestros corazones a la Verdad de esta Misión. Nunca debéis perder la esperanza, aunque no se os conceda el Don del discernimiento. Se os dará, si me pedís que consagre vuestra alma al cuidado de mi Hijo. Si esto se hace con un espíritu sencillo y humilde, mi Hijo te recompensará con el Don del Espíritu Santo.
Hijos, nunca debéis insultar a los profetas de mi Hijo, aunque no les creáis. Debéis permanecer en silencio y rezar por ellos. Si rechazáis a los profetas de mi Hijo, Él no os lo reprochará. Pero, si declaráis que Su Santa Palabra, dada a los verdaderos profetas, es la del maligno, sufriréis terriblemente.
Permanezcan tranquilos, hijos, y pongan su confianza completamente en mi Hijo. Entréguense a Su Misericordia y Él los guiará y la paz será suya. Id, mis queridos hijos, seguros de que mi Hijo os ama. El perdona a todas las almas, por todos los pecados, con la excepción del pecado eterno - la blasfemia del Espíritu Santo.
Tu querida Madre
Madre de la Salvación