Estos Mensajes serán los últimos que se os den antes del Gran Día en que Yo venga a Juzgar

Mi querida y amada hija, el dolor de los profetas que vinieron antes que tú nunca ha sido verdaderamente conocido. Pero su carga era pesada. A diferencia de los videntes, trabajaban solos y se les negaba cualquier forma de aceptación.

Los profetas eran odiados porque profetizaban en el Nombre de Dios y porque hablaban de tragedias futuras que iban a sobrevenir a la humanidad a causa de la mancha del pecado. Llevaban vidas solitarias y aterradoras y cayeron muchas veces por la dificultad de su Misión. Les costaba entender las profecías y muchos de ellos ignoraban el significado de las Palabras que les dictaban. Muchos no estaban seguros de si eran, de hecho, profetas en absoluto, pero por los frutos de su Misión, cuando pudieron ver la difusión de la Palabra de Dios y la rapidez con la que se presenciaban conversiones, lo comprendieron.

La mayoría de los profetas de Dios fueron despreciados, escarnecidos y considerados herejes. Muchos fueron arrojados al desierto y atormentados, todo porque eran mensajeros enviados por Dios.

Los profetas son enviados al mundo, sólo por el Amor de Dios, para preparar a Sus hijos para los eventos, que tendrán un impacto en la salvación de sus almas. A los Profetas se les han dado diferentes Misiones. En algunos casos, fueron enviados para advertir a la humanidad del peligro de desobedecer al Padre. Otros fueron enviados para advertir de las consecuencias que sobrevendrían a los hombres si caían en pecado grave. En otros casos, era para advertir a la humanidad de aquellos que les causarían persecución y tratarían de impedir que la Palabra de Dios alimentara a Sus hijos. Y luego estaba Juan el Bautista, enviado para preparar a los hijos de Dios para la venida del Mesías, el Hijo único de Dios, enviado para redimirlos a los Ojos de Dios. Pero no le escucharon. Los más humildes entre los judíos sí escucharon y Me aceptaron a Mí, Jesucristo, el Hijo del hombre, pero los siervos más santos y de mayor rango, dentro de la iglesia de aquel tiempo, se negaron a aceptar la Verdad.

Y ahora tú, hija Mía, has sido enviada a preparar el camino para Mi Segunda Venida para que Yo pueda traer la salvación al mundo y para que Mi Nuevo Paraíso pueda ser realizado. Esto ha sido predicho, pero ¿escucharán? Tristemente, no. Se niegan a creer que Mi Padre pueda enviar al mundo, en su tiempo, a Su profeta final. Haciendo esto, están negando el Santo Evangelio de Dios. Ellos creen que Mi Segunda Venida no tendrá lugar hasta muy lejos en el futuro. Este error no es causado por su conocimiento de la Sagrada Escritura, sino debido a su razonamiento humano defectuoso, a través del cual ninguna parte de Mi Promesa de venir otra vez puede ser entendida.

La Gloriosa Herencia de vuestro futuro, que os espera, es vuestra. Es para cada uno de ustedes, no importa que tan ennegrecidas o puras sean sus almas, pero deben prepararse y estar alerta, porque cada demonio del Infierno vaga por la Tierra en este tiempo, y a través de otros tratarán de detenerlos. Satanás no quiere que Mi Padre traiga a Sus hijos a casa a su legítima Herencia. El esparcirá mentiras, causará confusión, y los distraerá. Sus formas astutas y engañosas serán tan sutiles y él trabajará a través de otras almas, que se permitan estar abiertas a tal tentación. La gente, por lo tanto, no creerá que Dios enviaría a otro profeta al mundo de esta manera. Es innecesario, dirán. Serán engañados para creer, en cambio, en los falsos profetas y como hay tantos de ellos -lobos con piel de oveja- se sentirán atraídos por aquellos que dirán todas las cosas que quieren oír. Cuentos inventados. Hábilmente camuflados en santa palabrería, que esconderá terribles mentiras, que mancillan Mi Santa Palabra.

Tú, hija Mía, serás la única que hablará la Verdadera Palabra de Dios en este tiempo, para que todo el mundo la oiga. También hay otros profetas de Dios, pero sus Misiones son diferentes. Se te pedirá que digas la Verdad, pero la Verdad chocará, así como salvará almas.

¿Acaso aquellos de entre vosotros que proclaman conocerme no piensan que Mi Padre enviaría un último profeta para prepararos, mediante el Poder del Espíritu Santo, antes de Mi Segunda Venida? ¿No le conocéis? ¿No sabéis cuán grande es Su Amor? ¿No conoces el alcance de Su gran Compasión? Si lo sabes, entonces escucharás estos Mensajes del Cielo. Estos Mensajes serán los últimos que se os darán antes del Gran Día en que Yo venga a Juzgar.

Aquellos que viven sus vidas de acuerdo a la Palabra de Dios y que no saben de estos Mensajes no tienen nada que temer. Aquellos que aceptan estos Mensajes y advertencias, de no aceptar ninguna otra doctrina que la dada al mundo por Mí, Jesucristo, no tienen nada que temer, porque de ellos será el reino de Mi Nuevo Paraíso.

Aquellos que rechacen Mi Mano de Misericordia, que se alejen de Mí y que destruyan sus almas honrando a Satanás y a todas sus promesas vacías, en lugar de a su Dios y Creador, se les negará la Vida Eterna, a menos que imploren Mi Misericordia.

Hay tiempo por delante para renovar vuestras vidas. Es muy sencillo. Venid a Mí y Yo os protegeré. Estas profecías se refieren al futuro y se harán realidad. Rechazadlas como tonterías y lamentaréis el día en que disteis la espalda a la Verdad prometida a vosotros como hijos queridos de Dios.

Tu Jesús