Humildad necesaria para entrar en el Cielo

Mi muy querida hija, la humildad es una lección, que todos aquellos que desean entrar en Mi Reino deben aprender.

La humildad declara tu pequeñez ante Mis Ojos donde Me reverencias a Mí, tu Salvador, el Hijo de Dios hecho hombre. Sin ella el orgullo se interpone. No sirve de nada si quieres declararte apto para Mi Reino.

En el mundo actual, la humildad no es aceptable, en una época en la que la asertividad y el deseo de superarse a uno mismo, por delante de los demás, se considera un rasgo admirable. Se ignora a quienes no se exaltan ni se adelantan con confianza y arrogancia en el mundo. Su rasgo de humildad y generosidad hacia los demás se considera una debilidad: no merece la pena molestarse por ellos para incluirlos en su compañía. Sin embargo, la virtud opuesta al orgullo es la clave para entrar en el Reino de los Cielos. Así que lo que se considera un enfoque exitoso para desarrollar la clave de la riqueza y las riquezas en esta vida es precisamente la fórmula que te llevará a la oscuridad después de la muerte.

La humildad, donde aceptas que debes servir primero a tu Hacedor y Creador, es lo verdaderamente importante. Al declarar tu nada proclamas la Gloria de Dios.

La humildad es una virtud, que no sólo es preciosa a Mis Ojos, sino que es una parte importante de tu desarrollo espiritual. Significa poner a los demás antes que a ti mismo para la Gloria de Dios. Sin embargo, es tan fácil caer en un estado de orgullo tan rápidamente.

Advertencia a las almas elegidas
Toma a aquellos que han trabajado duro para desarrollar sus vidas espirituales para complacerme. Luego considera a aquellas almas afortunadas a las que se les han concedido Dones, en los que, a través del Poder del Espíritu Santo, actúan como visionarios en el mundo. Muy a menudo, habiendo alcanzado estas gracias, comienzan sutilmente a considerarse más especiales que sus hermanos o hermanas. Se jactan de los Dones que poseen. Luego se vuelven selectivos en cuanto a la forma de compartir estos Dones. Su auto-gloria afecta entonces a su capacidad de impartir la Verdad. Lo que han olvidado es que todos los Dones que se les dan vienen de Mí. Yo amo a todos. Ellos reciben estos Dones para compartir. Así como Yo doy estos Dones a tales almas escogidas para el bien de otros, así también, puedo quitárselos.

La gloria propia te impide seguir verdaderamente Mis pasos. Aprende a ser humilde, paciente y desprovisto de orgullo. Si trabajas hacia la humildad, se te dará un lugar especial en Mi Corazón. Aunque selecciono a ciertas personas como almas elegidas, deben considerar esto como un Regalo. Nunca deben pensar que son más importantes a Mis Ojos, porque Yo amo a todos. Sin embargo, Yo recompensaré el buen trabajo una vez que la humildad sea mostrada a Mí y a sus hermanos y hermanas.

Tu amoroso Salvador
Jesucristo.