domingo, 3 febrero 2013 22:50
división de la humanidadDios y sus hijosfamiliaconversiónEl amor de DiosMi muy querida hija, hoy es un día especial, donde Mi Amor por la humanidad se hincha como un gran océano, como un último intento de derramar Mis Gracias sobre sus almas.
Tiro del corazón de cada hombre, mujer y niño, de diferentes maneras, para que sean conscientes de la presencia del amor y la buena voluntad. Muchos responden, muchos no. Sin embargo, hay un sentimiento de amor, profundamente arraigado en sus corazones, de esta Divina Presencia de Dios. El hombre está ligado a Mi Sagrado Corazón, aunque no lo comprenda. Mi Sangre fluye, como por una arteria, en la vida de cada hijo de Dios. Es el vínculo que une a todos en una sola familia. Esta santa familia formará las raíces del árbol, del que brotarán muchas ramas en Mi Nuevo Paraíso.
Muchos de aquellos, endurecidos de alma, se ablandarán con el tiempo y Me permitirán abrazarlos. Los estoy preparando a todos para Mi Gran Misericordia. Algunas de esas almas endurecidas caerán y se marchitarán y luego serán barridas sin que les quede vida. Pero, la mayoría de los hijos de Dios sabrán, instintivamente, cuando es el momento adecuado. Ellos sabrán, que todos vienen de la misma familia, y aceptarán que fueron engendrados por Mi Padre.
Él, el más Amoroso de todos los Padres, está sufriendo mucho, en este momento, y está profundamente herido por la oscuridad que presencia en las almas de muchos de Sus hijos. No pasará mucho tiempo antes de que comience la fase final de la purificación de la raza humana. Esto significará la separación de los buenos de los malos. Cómo esto romperá el Corazón de Mi Padre, pero debe hacerse. Es como si Él estuviera preparando Su jardín, para que esté sano y perfecto. Las malas hierbas deben ser destruidas o se extenderán e infestarán los cultivos sanos.
Esté preparado en todo momento.
Tu Jesús