Mis amados sacerdotes y siervos sagrados, no temáis Mi Palabra

Mi querida y amada hija la persecución contra Mis profetas y videntes se intensifica ahora a medida que aumenta la oposición a los mensajes.

Digo a aquellos de vosotros, especialmente a Mis amados sacerdotes y siervos sagrados, que no temáis Mi Palabra. El miedo y la incertidumbre que estáis experimentando no vienen de Mí. Si no viene de Mí, entonces debéis preguntaros, ¿de dónde viene?

Mi Santa Palabra siempre es resistida.

Durante Mi tiempo en la tierra, los sacerdotes de la época, los fariseos, hicieron todo lo que pudieron para discutir Conmigo. Intentaron, en cada oportunidad, hacerme tropezar, hacerme preguntas, diseñadas para hacerme contradecir la Palabra de Dios, pero fracasaron.

Permanecí en silencio cuando intentaron que respondiera a preguntas para las que sabían que no estaba preparado.

Verás, aunque practicaban su religión; celebraban muchas ceremonias elaboradas, ataviados con costosas túnicas, les faltaba una cosa. No poseían ni una pizca de humildad, pues creían erróneamente que, por su papel de siervos sagrados, estaban por encima de sus hermanos.

Hablaron, predicaron y presentaron en lugares abiertos, como profetas, la Santa Palabra de Mi Padre. Sin embargo, no entendieron realmente la promesa hecha por Mi Padre, ni las lecciones que Él les dio a través de los profetas. Ellos fallaron en aceptar que el tiempo para la venida del Mesías prometido estaba teniendo lugar dentro de su propio tiempo.

Creían que este acontecimiento tendría lugar en el futuro.

Se sentían confundidos por Mis respuestas, Mis enseñanzas y la vida sencilla que llevaba. Sin embargo, se sentían atraídos por mí y volvían una y otra vez para desafiarme.

Entonces se sintieron amenazados por Mi conocimiento de los asuntos espirituales, un hecho que no podían negar.

Me atormentaban. Respondí a sus preguntas, según la Santa Voluntad de Mi Padre. Luego guardé silencio cuando Me señalaron con sus dedos en un estado de rabia.

A pesar de todo su proclamado conocimiento de la Palabra de Dios, cayeron en la trampa tendida por el engañador. Creyeron que su conocimiento era superior al Mío.

La jerarquía escalonada de la iglesia que crearon era como una monarquía real. El rey al que honraban no era Dios, sino sus propios reyes, nombrados por ellos. El nivel superior tenía poca comunicación con los humildes sirvientes que manejaban sus tribus. En cuanto al pobre hombre humilde, tenían poco tiempo para él.

Cómo ofendieron a Mi Padre. Cómo Me torturaron. Tenían la sangre de muchos en sus manos, y sin embargo se las arreglaron, a la vista del público, para mantenerlas limpias.

Su educación significaba que creían que sólo ellos podían interpretar correctamente las Sagradas Escrituras. Mi Palabra era tratada como Herejía.

Lo mismo ocurre hoy. Muy pocos de Mis siervos sagrados están preparados para Mi Segunda Venida. Su certificación como Santos Ministros en Mi Iglesia puede crear división, lo cual Yo no he autorizado.

Estos doctos hombres de teología con muchos años de entrenamiento fallan en entender Mis Enseñanzas; las profecías o la forma en que hablo.

A aquellos de ustedes que cuestionan Mi Palabra o tratan de crear disparidad, comparándola con su propio conocimiento defectuoso de la Sagrada Escritura, deben detenerse ahora.

¿No has aprendido nada? ¿No aceptas que el tiempo está cerca y que te estoy preparando?

Los enemigos de ésta, Mi Santa Misión de prepararos para Mi Segunda Venida, son muchos.

Los ataques son despiadados. En cada curva, en cada esquina y en cada paso que doy, a través de estos mensajes, me enfrento a obstáculos.

Si no aceptáis Mi Promesa de volver entonces debéis haceros la pregunta. ¿Cuál es mi papel en el Nombre de Dios? ¿Es simplemente administrar los Santos Sacramentos? No, este no es el papel para el que fuisteis llamados.

Cuando atacas Mis Mensajes de la forma en que lo haces Me haces llorar de tristeza y frustración.

¿No se os ha advertido que permanezcáis alerta, pues no sabéis el día ni la hora en que regresaré? Es hora de que despiertes tu espíritu, leas las Palabras contenidas en el Libro de Mi Padre y luego reces para que Yo te bendiga con el don del discernimiento.

Aquellos de ustedes que Me rechazan, porque son cautelosos y les preocupa que no sea Yo, su Jesús, quien hable, entonces Yo los perdono. Comprendo lo difícil que es pero, con el tiempo, sentiréis que Mi Amor os envuelve.

Para aquellos de ustedes que se niegan a escucharme, entonces son culpables del pecado de orgullo.

Para aquellos de ustedes que públicamente denuncian Mi Palabra, la destrozan y afirman que Mis Mensajes vienen del maligno, entonces están perdidos para Mí. Tan alejados están ustedes, a pesar de su arrogante creencia de que su conocimiento de asuntos espirituales de los libros, los hace más dignos de hablar en Mi Nombre, que deben saber esto.

Tráeme un alma sencilla, con pureza de corazón, que Me ame por lo que Yo Soy y se unirá a Mí en el Paraíso.

Tráeme un alma, llena de orgullo que grita a voz en cuello la Palabra de Dios, y Yo la echaré a un lado.

Confía en Mí con un corazón humilde y derramaré Mis Gracias sobre ti.

Amadme sin condición y reconoceréis Mi Voz en este momento. Vosotros sois las almas afortunadas. Sin embargo, son las almas que se han alejado de Mí las que más anhelo y deseo.

Venid a Mí, Mis siervos sagrados. Os doy la Verdad porque quiero que renovéis vuestra lealtad a Mí. La desobediencia a Mis Enseñanzas y el no reconocer vuestra debilidad abre una brecha entre nosotros.

A aquellos siervos sagrados que han cometido graves pecados de la carne debéis venir a Mí para que Yo pueda reteneros. Reconoced vuestros pecados y Yo renovaré vuestras almas para que estéis en condiciones de ayudar a salvar otras almas antes de que Yo vuelva de nuevo.

Debes escuchar. Si tienes dudas, lo acepto. Sin embargo, si intentas dañar a mis profetas, sufrirás por ello. Es mucho mejor que permanezcáis en silencio. Debéis estar dispuestos a escuchar y humillaros ante Mis Ojos. Sólo entonces seréis aptos para representar a Mi Cuerpo en la tierra.

Tu Jesús