Mi muy querida hija, la visión que te permití presenciar anoche, fue para fortalecer tu espiritualidad, y para mostrarte la Verdad de la vida después de la muerte.
Durante las primeras horas después de la muerte, Satanás envía a sus demonios para tentar a las almas, incluso en esa etapa.
Les tienta para que rechacen el estado de purgatorio. Lo mismo hace con los que han muerto en gracia y están destinados al Cielo.
Te mostré la velocidad con la que las almas se precipitan al Infierno y la aterradora persecución a la que se enfrentan, para advertir a quienes no creen que exista.
Miles de millones de almas están ya allí, y son tantas las que entran a cada segundo, que te parecía una lluvia de estrellas caídas, como una granizada, cayendo en el lago de fuego.
Te mostré también la conmoción y la alegría de los rostros de esas almas, cuando han sido arrancadas, en el último momento, y salvadas. Esto se debe al sufrimiento aceptado por las almas víctimas, para la salvación de tales almas del Infierno.
Primero vieron el terror y luego el miedo en sus rostros, cuando se dieron cuenta de la verdad sobre su lugar de descanso final. Luego viste la alegría en sus rostros cuando se dieron cuenta de que se habían salvado.
Los miles de millones de almas, que ya están en el Infierno, son aquellos que Me rechazaron, descaradamente, durante su vida en la tierra. Muchos eran personas listas, inteligentes, en posiciones de influencia en el mundo, que hicieron todo lo posible para que la Palabra de Dios no fuera escuchada. Muchos fueron responsables de ordenar el asesinato de miles de personas inocentes. Ejecutaron a los hijos de Dios sin un ápice de remordimiento en sus corazones. Realizaron actos viles, con perversidades sexuales, que son ofensivos para Dios y detestados por Él.
Muchos, causaron persecución contra las Iglesias de Dios a través de actividades seculares, y en algunos casos, se unieron al enemigo en misas negras, donde adoraron a la bestia. Estas son las almas que estás salvando, hija Mía. Aquellos con almas ennegrecidas y corazones de piedra.
Hay diez veces más almas en el Infierno que en el Purgatorio. Los miles de millones de almas en el Infierno, todas en diferentes niveles, superan en número a las del Cielo en treinta y tres por cada alma.
No es fácil ir al Cielo, y se necesita mucho compromiso para preparar vuestras almas para entrar por las puertas.
Este es el tiempo de la Verdad. La Verdad no siempre es agradable, pero es necesario que todos los hijos de Dios la entiendan.
Mi Misericordia es, sin embargo, grande. Cuando la pidáis, para vosotros mismos, vuestras oraciones serán escuchadas. Cuando pidáis que otra alma se salve, especialmente en el momento de su muerte, vuestra llamada será escuchada. Si no pedís Mi Misericordia, no se os podrá dar.
En el momento del Aviso, Mi Misericordia se derramará por toda la tierra. Entonces debes pedirme Mi Gran Misericordia, para protegerte.
Para aquellos que rechazan Mi Misericordia, esto será por su propia voluntad.
Mi Misericordia es abundante, y sin embargo tan pocos la piden.
