Dos mil millones de almas, que rechazarán Mi Mano de Misericordiajueves, 27 septiembre 2012 9:00
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Mi querida y amada hija, la Misión de salvar a esos dos mil millones de almas, que rechazarán Mi Mano de Misericordia, debe formar parte de la oración diaria de todos aquellos que se llaman a sí mismos Cruzados de Dios.
Tantos milagros harán que gran parte de la humanidad reciba el Don de la Salvación y entre en el Nuevo Paraíso.
El dolor en Mi Sagrado Corazón es doloroso a causa de estas almas perdidas. Por eso Mis discípulos deben orar mucho para que todos puedan unirse como una sola familia en la Nueva Era, porque si Mi familia está desunida, Me traerá una terrible agonía.
Os invito a todos a salvar a esas almas, que rechazarán obstinadamente la aceptación de Dios, recitando esta Oración de Cruzada (79) por 2.000 millones de almas perdidas.
Oh Querido Jesús Te ruego que derrames Tu Misericordia sobre las almas perdidas.
Perdónales su rechazo a Ti y utiliza mi oración y mi sufrimiento para que Tú puedas, por Tu Misericordia, derramar sobre ellos las Gracias que necesitan para santificar sus almas.
Te pido el don de la clemencia para sus almas.
Te pido que abras sus corazones para que vayan a Ti y te pido que los llenes del Espíritu Santo para que puedan aceptar la Verdad de Tu Amor y vivir contigo y con toda la familia de Dios para siempre.
Amén.
Es difícil para muchas personas aceptar la Misericordia de Dios. Esto se debe al poder que Satanás tiene sobre ellos; sólo que ellos no lo saben, en muchos casos.
En algunos casos, sin embargo, no tienen ninguna duda sobre la Existencia de Dios, pero eligen a Satanás con pleno conocimiento de que Dios existe y que Él los creó. Le dan la espalda al Reino de Dios.
El reino que eligen es el que les prometió Satanás. Creen que este reino, al final de los tiempos, ofrece grandes riquezas, grandes maravillas y que será un mundo que brilla, excepto que no es así. Todo lo que encontrarán será un gran lago de fuego donde sufrirán por la mano del maligno. El los atormentara por la eternidad y ellos sufrirán cada segundo de este dolor porque nunca puede terminar.
Ahora ya sabes por qué sufro tanta agonía, pues la sola idea del sufrimiento que les espera a esas almas, es demasiado para soportarlo.
Sólo tus oraciones, Mis seguidores, y Mi Misericordia pueden ofrecerles alguna esperanza.
Ayúdame a salvarlos.
Tu Jesús