viernes, 31 agosto 2012 23:20
Volume 2oración personalcómo leer los mensajesconversiónla Advertenciaa los incrédulosEspíritu Santosobre esta MisiónApocalipsisEl amor de DiosDivina MisericordiaMi muy amada hija estás en la cúspide de una explosión, que verá Mi Misericordia derramarse sobre el mundo en un evento, que cambiará la faz de la tierra.
Esta misión ha sido rápida.
Se te llamó de repente y con premura cuando me moví para asegurarme de que el mundo recibiera la Verdad.
Muy pocos comprenden que así es como Dios llama a los profetas, de improviso, sin dejar tiempo a la preparación por parte del profeta.
Esto significa que las palabras fluyen sin titubeos.
Ningún hombre tiene la capacidad de escribir Mensajes como estos. Decir que este es el caso es un insulto a Mi Padre y al Espíritu Santo.
Ningún hombre podría, a través de palabras humanas, encender la Llama del Amor de Dios en las almas de Sus hijos como pueden hacerlo estos Mensajes.
Sólo Dios podría producir tal resultado.
Ningún hombre conoce la Verdad del contenido real del Libro del Apocalipsis. Sólo Dios lo sabe.
Sólo Yo, el Cordero de Dios, tengo la autoridad para revelar lo que contienen. Lo hago ahora a través de Mi mensajera María Divina Misericordia que transmitirá Mis Palabras, no las suyas, a un mundo incrédulo.
Presta atención a Mi Palabra ahora porque te ha sido dada para salvarte. Para advertirte. Para prepararte. Y para purificarte.
Esté preparado cuando llegue el momento.
Yo vengo, a través de los Mensajes, a prepararte. Tú no conoces el día ni la hora; por lo tanto, debes preparar tu alma como si el tiempo para que Yo venga fuera en el día siguiente.
Estad siempre preparados. Te pido que mantengas una mente clara y abierta cuando leas Mis Mensajes por primera vez, porque ésta será probablemente la única vez que serás testigo de Mi Voz del Cielo hasta que llegue el día que todos habéis estado esperando.
Os bendigo a todos.
Te hago señas para que vengas a Mí.
Cuando te pido que reces, simplemente te pido que confíes en Mí, con tus sencillas palabras.
A tu manera. En tus pensamientos privados. Lo oigo todo. Lo veo todo. Siento lo que sentís. Estoy con cada uno de vosotros a vuestro lado, esperando el día en que finalmente os rindáis a Mi Llamada.
No tienes nada que temer de Mí porque Mi Amor por ti vencerá cualquier oscuridad, que te mantiene distante de Mí.
Vuélvete a Mí y derramaré Mi Luz sobre ti.
Entonces te daré la paz que anhelas. Yo espero. Soy paciente.
Ven a Mí cuando estés preparado.
Te quiero. Te bendigo.
Tu Salvador
Jesucristo