lunes, 20 febrero 2012 0:20
Volume 2depuraciónDios y sus hijosCruzada OracionesCoronilla de la Divina Misericordiael Sello de Dios vivoNuevo Paraísoodiolibre albedríoEl amor de DiosLa protección de DiosMi amada hija, Mi Corazón se agita de dolor por los pecados de Mis hijos.
Como cualquier Padre amoroso, su malvado odio mutuo desgarra Mi Corazón en dos.
Es como una espada atravesando Mi Corazón, que no se irá.
Yo Soy el Dios del Altísimo, Quien, debido al libre albedrío que he dado a todos Mis hijos, tendrá que sufrir un dolor duradero hasta que evolucione el Nuevo Paraíso en la Tierra.
Entonces vosotros, hijos Míos, os uniréis al unísono con Mi Santa Voluntad.
Hasta que eso ocurra no habrá paz en la Tierra.
Sólo cuando el maligno y los que siguen servilmente las mentiras que promete sean destruidos, el mundo podrá por fin serenarse.
Hija mía, di a Mis hijos que no me complace pensar en castigar a Mis hijos, porque los amo.
Ellos son Míos, Mi querida Creación. Ver cómo el maligno ha corrompido sus almas es un tormento constante para Mí, su amado Padre.
Deseo llevarlos a todos ustedes hijos amorosos que conocen y comprenden Mi Amor por ustedes, a Mi hermoso, Nuevo Paraíso en la Tierra.
Te prometo que la persecución será rápida y que serás protegido.
Porque ahora te lego el Sello de Mi Amor y Protección.
Con ello escaparéis de la atención de quienes causarán penurias en vuestros países.
Mi Sello es Mi Promesa de Salvación. Mi Poder surgirá a través de ti con este Sello y ningún daño vendrá a ti.
Esto es un milagro, hijos, y sólo aquellos que se inclinan ante Mí, su Señor y Creador de todas las cosas, como niños pequeños con amor en sus corazones por Mí, pueden ser bendecidos con este Don Divino.
Levántate ahora y acepta Mi Sello, el Sello del Dios Viviente.
Recita esta Oración de Cruzada (33) para reconocer Mi Sello y acéptalo con amor, alegría y gratitud.
"Oh Dios mío, mi Padre amoroso, acepto con amor y gratitud Tu Divino Sello de Protección.
Tu Divinidad abarca mi cuerpo y mi alma por toda la eternidad. Me inclino en humilde acción de gracias y te ofrezco mi profundo amor y lealtad a Ti, mi amado Padre.
Te ruego que me protejas a mí y a mis seres queridos con este Sello especial y te prometo mi vida a Tu servicio por los siglos de los siglos. Te amo, querido Padre. Te consuelo en estos tiempos, querido Padre.
Te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amadísimo Hijo, en expiación por los pecados del mundo y por la salvación de todos tus hijos. Amén".
Id, hijos Míos, y no temáis. Confiad en Mí, vuestro amado Padre, que os creó amorosamente a cada uno de vosotros.
Conozco cada alma; cada parte de ti Me es conocida. Ninguno de vosotros es menos amado que el otro.
Por eso no quiero perder ni un alma. Ni una.
Por favor, continúa rezando mi Coronilla de la Divina Misericordia todos los días.
Un día comprenderás por qué es necesaria esta purificación.
Tu amoroso Padre celestial
Dios del Altísimo