Dios Padre pide a Sus hijos que se unan en Oración

Vengo hoy, hija Mía, a reunir a Mis preciosos hijos y a todos los que creen en Mí, para rezar unidos para salvar a todas las almas de la Tierra.

Es Mi deseo que demostréis vuestro infinito amor a la Santísima Trinidad mostrando humildad, en el amor mutuo, para que el pecado pueda ser perdonado a toda la humanidad.

Yo Soy el Dios de la Justicia, pero Soy ante todo el Dios del Amor y la Misericordia. Mi Divino Amor Paternal por ustedes se refleja en Mi Misericordiosa Bondad. Como tal, es Mi intención salvar a todas las almas, en este, el final de los tiempos como ustedes lo conocen en la Tierra. No teman, hijos. Mi intención no es asustarlos, sino abrazarlos en todo Mi Amor envolvente por cada hijo Mío.

Hago un llamamiento a todos Mis hijos, especialmente a aquellas almas tan llenas de amor por Mí, su Creador, para que se unan a sus hermanos y hermanas y se levanten contra el mal en el mundo.

Satanás y todos los demonios del Infierno vagan ahora por la Tierra desafiándome, durante este final de los tiempos, hijos. Están dispersos por todo el mundo persiguiendo a las almas y llevándolas al borde de la locura.

La influencia maligna está siendo sentida por casi cada uno de ustedes en este momento. Es porque Mi Existencia y la de Mi amado Hijo han sido negadas, rechazadas y echadas a un lado, que la oscuridad ahora cubre su mundo. Sin reconocer la Verdad de su Creación en esta Tierra, ustedes, Mis amados hijos, se han convertido inconscientemente en un blanco para Satanás.

Notarás un número de cambios en tu vida desde que esta infestación se ha apoderado de tu mundo. Asesinato, odio, disgusto por proclamar Mi Gloria o reconocer Mi Existencia, guerra, persecución, avaricia, control y deterioro moral. Toda esta maldad ha sido creada en tu mundo por Satanás y esparcida por pecadores tan abiertos a sus falsas y vacías promesas.

Él, Satanás, tienta primero a los pecadores hambrientos de poder y a los débiles de fe. Una vez seducidos, los posee. Ellos, a su vez, infectan y causan un terrible dolor infligiendo abusos a sus hermanos y hermanas.

Vosotros, Mis amados fieles, estáis ahora siendo llamados por Mí para levantaros y defender Mi Santa Palabra, para que la humanidad pueda ser salvada. Lo haréis de dos maneras. En primer lugar, a través de la oración constante, y en segundo lugar, mediante la difusión de Mi Santísima Palabra. La oración no sólo ayudará a salvar a la humanidad del Infierno y del completo abandono por Mí, sino que también mitigará contra Mi Mano de Castigo. Esta Mano de Castigo caerá, y no tengas ninguna duda sobre esto, sobre aquellos pecadores malvados que han permitido que el espíritu de la oscuridad controle su comportamiento hacia aquellos dependientes inocentes, sobre los cuales ellos ejercen control.

Yo, Dios Padre, invoco a Mis hijos desde los Cielos para que escuchen Mi súplica cuando les exhorto a levantarse inmediatamente. Únanse en oración recitando lo siguiente:

"Dios Altísimo, en el Nombre de Tu amado Hijo, Jesucristo, a Quien sacrificaste para salvarnos a nosotros, tus pobres hijos, de los fuegos del Infierno, escucha nuestra oración. Que ofrezcamos nuestros humildes sacrificios y aceptemos las pruebas y tribulaciones como un medio para obtener la salvación de todas las almas durante El Aviso.

Te suplicamos que perdones a los pecadores, a quienes les cuesta volverse atrás y aceptar Tu Misericordiosa Bondad, para que hagan los sacrificios necesarios que Tú creas convenientes para redimirlos ante Tus Santos Ojos."

Al rezarme a Mí, tu Padre celestial, Dios Altísimo, Creador del universo y de la humanidad, escucharé tu oración y concederé la inmunidad para todas aquellas almas por las que reces.

Gracias, Mis queridos hijos, por reconocer esto, Mi Divino llamado desde los Cielos. Gracias por su humildad de corazón para reconocer Mi Voz cuando es hablada.

Recordad, Yo Soy un océano de Caridad y os amo a todos con una ternura paternal. Sólo me esfuerzo por salvaros a todos y cada uno de vosotros de las garras del maligno, para que podamos unirnos como una santa familia.

Dios Padre Eterno