Mi muy querida y amada hija, debo informarte de la necesidad de abstenerte de defender Mi Santísima Palabra.
Aquellos que cuestionan Mi Palabra deben orar a Mí por guía. Yo te instruyo ahora para que nunca intentes interpretar los Mensajes de Mis Labios Divinos.
Te lo he dicho muchas veces y no se te ha dado autoridad para hacerlo. En lugar de eso, acepta Mis Mensajes tal como son. No dudes de ellos. No trates de analizarlos, porque el hombre sabe muy poco acerca de los planes Divinos o del tiempo. El hombre tampoco sabe nada sobre el anticristo, aunque cree que sí. Sólo estos asuntos de tanta importancia permanecen conocidos por Mi amado Padre.
Te pido que nunca Me defiendas, pues es innecesario. La Voluntad de Mi Padre de comunicar a la humanidad a través de ti y de otros profetas es todo lo que debe importar. Como he dicho antes, tú eres el escritor. Yo Soy el Autor. Tú eres el instrumento. Yo Soy el Maestro.
Se espera de ti que Me obedezcas en todo momento. Hacer lo que Yo digo es sencillo. Tu Trabajo será más fácil si te abstienes de entablar un debate religioso intelectual sobre asuntos bíblicos de los que no sabes nada.
Recuerda la importancia de la humildad, hija Mía. Permanece como una niña, pequeña en todo momento a Mis Ojos y encontrarás la paz. Las pruebas te serán enviadas durante este Trabajo. Espéralas. No las rechaces. Tu don a Mí de tu libre albedrío es aceptado, pero debes aprender la importancia de no tratar de rechazar el sufrimiento, porque esto es importante para la salvación de las almas.
Te amo, hija Mía, pero siento la necesidad de recordarte Mis claras instrucciones. No necesito ser defendido. Las Palabras dadas a ti son incontaminadas y no contradicen la Verdad como ha sido provista a la humanidad desde el principio de los tiempos. Muchas versiones de la Verdad contenida en la Biblia han sido torcidas para satisfacer la propia agenda del hombre. Yo Soy la Verdad. Yo Soy el Pan de Vida. Sin Mí no hay vida.
Avanza con una visión más clara de lo que se espera de ti. Estás protegida en todo momento. Gracias, hija Mía, por la fortaleza que estás mostrando ahora, pero siempre permíteme guiarte en todo momento. Así este viaje será más fácil.
