Hija mía, esta es una época en la que cuando trabajes para mi Hijo te verás sometida a un enorme escrutinio y ataque. Debes honrar siempre los deseos de mi Hijo y obedecerle en todo momento. Nunca defiendas Su Santísima Palabra, pues Él no desea que lo hagas. No respondas o te comprometas con aquellos que desafían o malinterpretan Su Palabra, lo que puede causar debate y dudas.
Ahora estarás bajo el ataque del engañador, pero debes orar por mi protección y nunca ceder a tales burlas. Él, el engañador, trabaja a través de otros para hacerte daño, si le permites hacer esto, te estás comprometiendo con él y dándole el poder que quiere.
Mantente firme en estos casos, hija mía, y recurre siempre a mí. Yo te cubriré con mi Santísimo Manto para protegerte de él y todo irá bien.
Permanece valiente y acepta esto como un Regalo de Dios Altísimo, porque sin tal fuerza, no podrías hacer este Trabajo eficazmente. Recuerda siempre que no estás solo en esta Obra, porque todos los santos interceden en tu favor y se te está dando todo tipo de protección divina.
Continúa en tu obediencia a mi Hijo y procura alegrarte aceptando los sufrimientos que Él permite por la salvación de las almas. Debes seguir rezando el Santo Rosario todos los días y orar conmigo para que las almas se salven.
Yo te bendigo, hija mía. El Cielo se regocija con esta Obra Sacratísima en nombre de mi precioso Hijo amado, Quien ama a toda la humanidad, pero Quien llora de dolor por aquellas almas que rechazarán Su Mano de Misericordia después de La Advertencia.
