Mensaje de la Virgen María: Me apareceré sólo unas pocas veces más en el mundo

Hija mía, no hay por qué temer en esta Obra, pues se ha predicho que tendrá lugar la conversión. Lamentablemente, no todos los hombres se salvarán o podrán salvarse. Aquellos que persiguen a mi Hijo Precioso en el mundo de hoy son peores que aquellos que lo ejecutaron durante la Crucifixión. Porque mi Hijo murio para salvar a la humanidad del pecado, una leccion fue aprendida a traves del mundo de la necesidad de devocion a mi Hijo. Muchos que conocen la Verdad eligen ignorar esto.

He sido enviado tantas veces para alentar la oración en todo el mundo y, sin embargo, mis advertencias a los niños a través del tiempo han sido olvidadas. Hoy, cuando me doy a conocer a través de videntes en diversos países, no sólo son ignorados, sino que sufren burlas. Mi presencia y los signos que muestro en los cielos y otras manifestaciones son rechazados. Incluso sacerdotes y obispos ignoran mis advertencias. También ellos se han alejado de la creencia en las intervenciones divinas. Qué ciegos están al rechazar la ayuda de mi amada Madre.

Mi Hijo sufre tanto que es desgarrador verlo hoy en agonía a causa de la maldad del pecado. Mis hijos no tienen idea de cómo Él sufre el tormento que tiene que presenciar en el mundo, cuando ve la crueldad del hombre.

Hijo mío, recuerda a mis hijos que apareceré sólo unas pocas veces más en el mundo porque ha llegado el momento de la batalla final en la que aplastaré la cabeza de la serpiente.

Mis hijos deben saber cuánto son amados y apreciados por mi amado Hijo. Les exhorto a que abran sus corazones y le muestren el amor y la compasión que Él merece. Él, vuestro Salvador, que aceptó voluntariamente la muerte en su forma más cruel, para salvaros, quiere ahora salvar a esta generación de las asechanzas de Satanás.

Él, el engañador, sonríe, hija mía, porque sabe que ha tenido éxito en robar almas preciosas. Reza, reza, reza ahora para que mi Hijo sea escuchado durante La Advertencia y que Su Regalo de Redención sea aceptado con los brazos humildes y abiertos.

Recordad que, como vuestra Madre, siempre pediré clemencia para mis hijos. Mis lágrimas han corrido por aquellos que no quieren escuchar la Verdad, porque sólo será a través de la oración constante que estas almas desafortunadas puedan ser redimidas.

Vuestra amada Madre
Nuestra Señora Reina de los Dolores