Desecha todas las dudas

Escribe esto, hija mía. Las dudas que surgen en tu mente son de esperar. Sí, estás siendo tentada a volver la cabeza, pero él, el engañador, nunca te ganará de Mí. Mi amada hija, eres más fuerte de lo que piensas, porque muy pocas almas elegidas serían capaces de tratar con esta gran petición sagrada de la manera que tú lo has hecho. Se necesita valor para tratar con la forma en que Yo me comunico contigo. No huiste acobardada por el miedo. Supiste desde el principio que se trataba de una Comunicación Divina de la más alta y Sagrada Jerarquía.

En breve experimentarás una iluminación adicional, que disipará todas tus dudas. Cuando esto ocurra, tu mente se abrirá más para recibir estas gracias especiales, que deben ser concedidas para llenarte del coraje y la determinación necesarios para ayudar a que se cumpla esta profecía.

Sí, hija Mía, para tu asombro eres la elegida para cumplir las profecías contenidas en el Libro de Juan para preparar a la humanidad para la limpieza, que se desarrollará en breve. Una vez que el miedo, la vacilación y la incertidumbre te dejen, Mi amada hija, te levantarás y completarás esta muy especial tarea, que te pido. Ahora haz lo que te digo. Debes recitar Mi Divina Misericordia a las 3 en punto, cada día, para ayudar a salvar almas. Debes continuar recitando el Rosario dado al mundo por Mi preciosísima Madre, quien debe trabajar Conmigo para preparar Mi Segunda Venida a esta Tierra.

Muchas almas están perdidas para Mí ahora, con más y más siendo arrebatadas de Mí diariamente por el maligno. No pueden ser arrebatadas de Mí. Por favor ayúdame a salvar sus pobres almas. Desecha todas las dudas. Recuerda tu tarea. Ayuda a abrir sus ojos para que puedan redimirse ante los Ojos de Mi Padre Eterno. Si puedes mantenerte pensando en el resultado final, entenderás por qué esto es importante y por qué es un llamado hecho desde el Amor Puro que tengo por todos Mis hijos en Mi Corazón.

Piénsalo así. El amor de un padre devoto no tiene límites. Si un hijo se desvía y camina por la senda de la perdición, la angustia y la aflicción causadas y sentidas por el padre son como una espada que atraviesa el corazón. Cualquier padre que ame a sus hijos se esforzará por luchar por ellos hasta el final. Nunca se dan por vencidos. Así es Conmigo. Haré todo lo que esté en Mi Divino Poder, sin interferir con el libre albedrío del hombre, para volver sus corazones a Mi Sagrado Corazón. Tú, hija Mía, Me ayudarás a hacer esto.

No necesito recordarte la necesidad de obediencia y completo abandono en Mí. Esta es la vocación para la que has sido elegido. Toma ahora tu espada. Tienes que luchar codo con codo con tu Divino Salvador, en un último intento, para lograr la salvación de todos Mis hijos, antes del Día del Juicio.

Ve ahora en paz y amor a recibir Mi Cuerpo hoy.

Tu amoroso Salvador
Jesucristo