jueves, 13 noviembre 2014 11:10
La Eucaristía sostiene la vida en la Tierralas puertas del infierno no prevalecerán en la Iglesiaantes de la Segunda Venidaa los soldados del Ejército Remanenteel Vía Crucis hasta el Calvariofin de los tiemposla Corona de Espinasherejíarechazo del Salvadorflagelaciónacusación a Jesústraición a Jesúsoración en el Jardínhorariodolor del salvadorpersecución del cristianismoApóstolescambios en el rito de la Santa MisaIglesia - el Cuerpo de CristoLa Iglesia caeráCrucificciónfariseosla Segunda Venidaal cleroEl Ejército Remanentepreparación para la persecuciónabolición de la Presencia de JesúsLa estancia de Jesús en la Tierraanticristo a la cabeza de una religión mundialanticristo sobrecogedoranticristo guapo e hipnotizanteMi muy querida hija, te revelo hoy uno de los más grandes misterios del final de los tiempos.
La secuencia de los acontecimientos que conducen al último día se asemeja a Mi Crucifixión, que se escenificará en cada etapa, hasta el día en que Yo vuelva para salvar al mundo.
Cuando estaba en el Huerto de Getsemaní, estaba aislado, solo y apesadumbrado, porque muy pocos creían que Yo decía la Verdad. Mi Amor por Mi Padre Me sostenía, pero Mi Amor por la humanidad significaba que el tormento que sufrí, incluyendo la tortura mental y física a manos de Satanás, fue aceptado por Mí, aunque con tremendo esfuerzo...,
Cómo sufrí en ese Jardín. Cómo supliqué a Mi Padre que me aliviara. Cómo se me rompió el corazón cuando el maligno Me mostró cómo se acabaría el mundo. Se burló de Mí, se rió de Mí, me escupió y se mofó, cuando me mostró las almas de Mis enemigos, que un día dirían al mundo que servían a Mi Iglesia. Esto era como si me mostrara a Mis amados apóstoles, que Me denunciaban y luego juraban su lealtad a Satanás. Me mostró las almas de los fieles, cuyas voces serían consideradas como las de fanáticos radicales y que serían acusados de crímenes terribles. Vi a los que decían representarme, perseguir a los profetas y a los videntes, así como a los que buscarían su destrucción. Tuve que soportar una gran oscuridad cuando vi al mundo, en el que una vez habité, volverse no sólo ciego en cuanto a Quién Soy Yo, sino que nunca se habría hablado de Mí.
Fui arrojado al suelo, Mi Rostro presionado contra la tierra, pateado, azotado y Mis ropas arrancadas por Satanás. Me atormentó, más allá de Mi capacidad humana y bajo la extrema resistencia del cuerpo físico. A pesar de esto, Me fue dada la fuerza para continuar enfrentando Mi inevitable Crucifixión, que Me aterrorizaba. Sin embargo, Mi Amor por el hombre superó Mi miedo humano.
Mis siervos sagrados, que se negarán a denunciarme, también sufrirán un aislamiento similar. Serán deshonrados y dejados de lado. Su aislamiento, no será condenado por Mi Iglesia, debido al miedo dentro de ella.
Cuando fui flagelado, se regocijaron aquellos que llevaron a cabo los actos más crueles y viles sobre Mi Cuerpo. Me consideraban un malvado y un falso profeta y por eso Me flagelaron. Se jactaban de su santidad, su justicia y su conocimiento de las Sagradas Escrituras, mientras vilipendiaban Mi Cuerpo. No aceptaron la profecía de que su Mesías vendría a salvarlos. Aquellos que proclamarán Mi Segunda Venida sufrirán el mismo trato.
Cuando Me desnudaron, quisieron humillarme aún más y Me vistieron con un trapo rojo que apenas Me cubría, para profanar aún más Mi Cuerpo. Pero, cuando Me clavaron espinas, como agujas, en la Cabeza, declararon que el Hijo del Hombre era un impostor y, por lo tanto, no era digno de aceptación. Me arrancaron el Ojo de su órbita, pero el dolor fue intrascendente, comparado con su declaración de que Yo no era aceptado como el Salvador de los hijos de Dios.
Todas estas cosas se volverán a representar pronto, cuando Yo, Jesucristo, como Cabeza de Mi Iglesia, seré desechado y Mi Corona me será quitada. Un falso líder, el anticristo, será sustituido como Mi Cabeza, y a diferencia del Cordero del Sacrificio, él usará una reluciente corona de oro. Debajo de esta fachada yacerá un núcleo podrido, y junto con las mentiras, falsedades, blasfemias y herejías que se derramarán de su boca, él entregará todo como si fuera como la miel, que se derrama de la colmena de la abeja. No te hagas ilusiones, la bestia tendrá un aspecto hermoso, su voz calmante, su porte grandioso. Será guapo y atractivo, pero de su boca saldrá veneno que envenenará tu alma.
Cuando llevaba Mi Cruz, no podía hacerlo solo. Era tan pesada que sólo podía dar un paso a la vez y caminar muy lentamente. Mi Cuerpo estaba desgarrado en muchas partes y a causa de la pérdida de Sangre me desmayé muchas veces, tan débil estaba. Estaba ciego de un ojo y las espinas en Mi Cabeza significaban que la Sangre, que brotaba de Mis Heridas, tenía que ser continuamente enjugada por aquellos que caminaban a Mi lado. De lo contrario, nunca habría podido dar otro paso adelante.
Lo mismo sucederá con Mi Iglesia Remanente, el último establo de Mi Cuerpo. Marcharán, como Yo lo hice, con una pesada cruz, pero a pesar del dolor, el abuso, el sufrimiento y el derramamiento de sangre, resistirán hasta el final. Porque Mi Preciosa Sangre fluirá sobre sus almas en tándem con Mi Propio Dolor - Mi Propia Crucifixión. Y, el día en que ya no celebren los Sacrificios diarios de la Misa, Mi Presencia se extinguirá. Cuando llegue el día en que Mi Cuerpo - Mi Iglesia en la tierra - sea finalmente saqueado, crucificado y profanado, todo cambiará para siempre.
Es Mi Cuerpo, Mi Iglesia, mientras está viva en el mundo, la que sostiene la vida. Pero cuando sea destruida, la vida, tal como la conocéis, habrá terminado. Cuando Mi Iglesia sea traicionada, sacrificada y descartada, al igual que Mi Crucifixión, esto marcará el fin de los tiempos.
Tu Jesús