Hija mía, es importante acordarse de rezar cada día mi Santísimo Rosario para proteger esta misión, y otras misiones, sancionadas por mi Padre Eterno para el mundo.
Los cristianos que defienden la Fe encontrarán muy difícil continuar declarando su devoción a mí, la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, en estos tiempos. Mi papel como Madre de los hijos de Dios está siendo socavado y descartado y, en particular, por ciertos grupos católicos que no proceden de mi Hijo. Tales grupos dan la impresión de ser devotos de la Iglesia de mi Hijo, pero no practican lo que Él enseñó. Persiguen a los que defienden la Verdad y llegan a extremos extraordinarios para descartar, como sin sentido, todo tipo de revelación privada dada a la humanidad desde la Muerte de mi Hijo en la Cruz. Si no fuera por las revelaciones privadas, dadas al mundo por mí, la Madre de Dios como mensajera de Cristo, muchos nunca se habrían convertido a la Verdad. En cambio, muchos habrían seguido caminando en la oscuridad, descartando la Existencia de Dios y evitando la oración - la puerta que, cuando se abre, ilumina el alma. Mi papel como Madre de Dios está siendo atacado en todo el mundo debido al poder que se me ha dado para destruir al malvado adversario. Aplastaré la cabeza de la serpiente como se predijo, pero aquellos que muestran devoción hacia mí serán despreciados y ridiculizados por impostores, que se atreven a proclamarse expertos en las enseñanzas de la Iglesia.
Mi Hijo aborrece cualquier tipo de odio mostrado por el hombre hacia su hermano. Derrama lágrimas cuando alguien, que dice representar a la Iglesia de mi Hijo, incita luego al odio contra un hijo de Dios. Sufre el dolor de Su Crucifixión cada vez que un siervo de Su Iglesia hiere a otro o causa terribles sufrimientos a inocentes.
Hijos, debéis rezar mucho por la Iglesia de mi Hijo, ya que se encuentra bajo el mayor ataque desde su fundación. Los enemigos de mi Hijo tienen muchos planes para destruirla y la mayoría de ellos vendrán de dentro. Prestad atención a mis advertencias y a las que revelé al mundo en Fátima. El enemigo espera y pronto controlará, por completo, la Iglesia de mi Hijo en la tierra y millones serán llevados al error.
Cierra los oídos cuando oigas que los siervos de mi Hijo son despreciados o calumniados por defender la Palabra de Dios. Recuerda siempre que sólo el amor viene de Dios y que cualquier persona u organización que te anime a juzgar a un hombre -independientemente de lo que haya hecho- debe ser cuestionada. No puedes declararte siervo de Dios y luego decirle al mundo que difame a otra persona. Nunca se puede aprobar la incitación al odio de ningún tipo. No se debe alentar a nadie que lo haga, en nombre de mi Hijo, porque eso no puede venir de Dios. Mi Rosario debe rezarse tan a menudo como sea posible para aplastar el mal, que se apodera del mundo en una época en la que la crueldad de cualquier tipo se considera justa.
El amor del hombre hacia su hermano se ha vuelto escaso y la caridad entre los cristianos se ha diluido. Debéis abrir los ojos a la Verdad y recordaros lo que os enseñó mi Hijo. Está tan claro como el agua, pues fue escrito para que el mundo lo leyera en la Santísima Biblia.
