domingo, 19 octubre 2014 20:40
Volume 5santosllamada a la oraciónamor al pecador y condena del pecadoGrupos de oracióna las personas que sufrenRosarioasesinatooración por los pecadoresMadre de la SalvaciónEl amor de DiosDivina MisericordiaMi querido hijo, yo soy tu Madre, la Reina del Cielo. Os colmo de gracias especiales a todos los que me invocáis para que interceda en vuestro favor, para pedir a mi Hijo que os proteja. Todo el Cielo reza por la humanidad en este tiempo, para que la transición hacia el nuevo mundo sin fin, sea suave. Es el mayor deseo de mi Hijo llegar al corazón de cada pecador. Para quitar las telarañas de confusión que cubren sus almas. Para atraer, incluso a aquellos con corazones de piedra, a Su Gran Misericordia.
Mi Hijo nunca se da por vencido en su búsqueda de tocar los corazones de todos. Nunca busca vengarse de los que le ofenden y nunca favorece a un alma sobre otra. Ama a todos, incluso a sus mayores enemigos, y siempre será así. No debes rechazar a mi Hijo si has sufrido en esta vida; si has perdido a un ser querido en circunstancias trágicas; o si eres víctima de terribles injusticias. Dios es el Autor de la Vida. Él la da y Él la quita. Sólo cuando un alma, llena de espíritus malignos, asesina a otra, Dios se lo hará pagar caro.
Mientras exista el pecado, el mal permanecerá en la tierra. Sólo cuando el pecado sea desterrado se disipará el mal. Hijos, os pido que tengáis paciencia. Os pido que dediquéis a la oración todo el tiempo que podáis. Os pido que sigáis rezando el Santísimo Rosario para la protección de vuestras familias, vuestras naciones y vuestros países. Nunca antes mi Rosario será tan poderoso como en estos tiempos, y recibiréis grandes gracias cuando lo recéis, especialmente en voz alta, y en grupos.
Todos los Planes de Dios están en marcha para la Segunda Venida de Jesucristo. Os pido que, con vuestras oraciones, ayudéis a preparar el camino para que todos los pecadores busquen el arrepentimiento, de modo que puedan disfrutar de la vida eterna en el mundo venidero, que no tiene fin. Bienaventurados los que recibirán las llaves del Paraíso.
Tu querida Madre
Madre de la Salvación