sábado, 25 junio 2011 1:30
vacío del almavida temporal en la tierraalmainformar sobre los Mensajesa los que no creen en los MensajeshumildadConfesiónmaterialismosobre esta MisiónEl amor de DiosLa tristeza de Diosel mundo de hoyMi muy querida y amada hija, tu voz, mientras es escuchada, finalmente, por Mis siervos sagrados en todo el mundo, cae silenciosamente en aquellos sectores ajenos a la Existencia de Dios Padre Todopoderoso.
Puedes decir que no escuchan, pero no pueden escuchar si no oyen. Sé valiente ahora, habla con todos los que puedas. Pide a la gente que publique las noticias de Mi Palabra. Llámales. Pregúntales. Explícales que deben leer Mis Mensajes antes de desecharlos. Porque sólo cuando sientan la fuerza que viene de Mis Labios Divinos, cuando Mi Espíritu atraiga su espíritu, comprenderán finalmente que soy Yo Quien está comunicando al mundo.
Estoy triste, hija Mía, por las profundas barricadas y divisiones, que hoy bloquean todo intento de Mi Bendita Madre y Yo, su precioso Hijo, de hablar a través de videntes, al mundo. En el pasado la humildad era un poco más prevalente. Hoy, este importante rasgo ha desaparecido. En su lugar hay un mundo donde todo lo que exuda inteligencia humana, encanto o atractivo físico es aceptado como prioridad en la vida de las personas. Su espiritualidad ha muerto. Son, hija mía, meras cáscaras vacías. Cáscaras que cuando se agrietan no son nada. La sustancia del alma es lo que Mis hijos deben buscar. Esto es difícil para mucha gente y especialmente para aquellos cuyas mentes están llenas de sabiduría humana donde queda poco espacio para la sabiduría espiritual.
Tal es la falta de espiritualidad, alimentada por el poder de Satanás, de la que la gente ha sido presa, que deja abiertas sus almas para cometer pecado. La falta de espiritualidad, o de creencia en Dios, deja el alma expuesta a la contaminación del engañador. El rey del engaño lleva a las almas a la creencia de que sólo el cuerpo y la mente están entrelazados para llegar a ser completos. Lamentablemente, no se puede ser completo sin el alma.
¿Qué es tu alma?
Muchas personas no saben qué es su alma. Cómo se siente o cómo reconocerla. ¿Es tu mente, tu conciencia? La respuesta es sencilla. Tu alma eres tú. Es quien eres, tu conciencia, tus creencias, tu entendimiento, si esto representa la Verdad, por lo que es, o la verdad por lo que quieres creer que es. No es una parte separada de ustedes, queridos hijos, algo que pertenece a otro mundo. Está presente dentro de cada ser humano.
Tu alma puede ser cuidada siguiendo Mis Enseñanzas. Puede ser descuidada por el pecado, que es muy difícil de evitar, pero puede ser repuesta confesando o expresando remordimiento y empezando de nuevo. O puede ser destruida. Algunos destruyen deliberadamente su alma pecando, por los placeres o vicios de este mundo, con pleno conocimiento de lo que hacen. Otros niegan tener alma. Su arrogancia les convence de que lo saben todo. Que la vida comienza y termina en esta Tierra.
Y luego están esas almas jóvenes que, sin tener la culpa, fueron criadas por padres en tiempos de abundancia en los que no les faltaba de nada en el sentido materialista. Su religión se basa en la ganancia material. Al esforzarse por obtener más estímulos, su ambición sigue aumentando hasta que, finalmente, no hay nada más por lo que puedan esforzarse hasta que la muerte les hace frente. Entonces se pierden. Desconcertados. Confundidos. Con un profundo y nauseabundo sentimiento interior, saben que algo va mal. El alma se lo está diciendo, pero no saben cómo responder. Es a ellos a quienes hay que salvar.
Hago un llamamiento a todos Mis seguidores en todas partes para que Me ayuden a salvar a todos Mis pobres hijos. Sé que os estoy pidiendo un extraordinario acto de generosidad. Es una gran responsabilidad. Pero obedeciendo Mi Santísima Voluntad me ayudaréis a salvar gran parte del mundo de las garras de Satanás y del terror que ejerce.
Salid ahora, seguidores Míos, todos vosotros y difundid Mi Palabra a un mundo hastiado, desorientado y desilusionado. Mis gracias se derramarán sobre cada uno de vosotros, aunque sólo sea por una conversión - un alma que pueda escapar del horror del Infierno.
Os amo a todos. Os abrazo, Mis seguidores, Mis preciosos hijos, en todas partes. Cómo me consoláis cada día. Cómo Me consoláis. Ahora traedme más almas.
Tu Divino Redentor
Salvador de toda la Humanidad, Jesucristo