Madre de la Salvación: Ningún hombre tiene la autoridad para dañar a otro hombre en el Nombre de Dios

Mis queridos hijos, cuando un hombre persigue a otro y le causa sufrimiento, el Espíritu de Dios no puede permanecer en esa alma, pues es el maligno quien reside en ella. Cuando un hombre persigue a otro, le causa daño, ya sea espiritual o físicamente y luego justifica sus acciones, diciendo que está defendiendo la Palabra de Dios, sepan que este es el mayor pecado, ya que insulta a la Divinidad de Dios.

Ningún hombre tiene la autoridad de dañar a otro hombre en el Nombre de Dios ya que esto nunca sería condonado, o permitido, por mi Hijo, Jesucristo. A medida que las calamidades en el mundo aumentan, así también cada acto malvado será condonado por aquellos culpables del terrible pecado contra Cristo. Pondrán cualquier excusa para justificar sus malas acciones y ninguno de ellos escapará al castigo del Plan de Redención de Dios. Echa el mal sobre otra alma y ese hombre tendrá que responder por sus pecados contra Dios, Su Creación y cada hijo Suyo.

En este tiempo de gran engaño, cuando es difícil para los pecadores discernir el bien del mal, es importante recordar las Palabras de mi Hijo, Jesucristo. El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. La persona que causa terribles sufrimientos a los demás será juzgada según sus actos.

Debes, en este momento, rezar por la humanidad y las gracias para discernir la diferencia entre los pecados, que se llevan a cabo contra la humanidad, y aquellos contra Dios. El pecado es pecado, pero cuando los actos malvados se llevan a cabo en el Santo Nombre de Dios, graves consecuencias seguirán su estela. Así como el odio se propaga, así también el Amor de Dios se propaga a través de las almas de los mansos y los humildes, porque ellos llevan la antorcha de la Salvación contra un fondo de oscuridad. Sólo por la Gracia de Dios, el hombre puede ser salvado del pecado y será a través de aquellas almas, que aman a Dios sin condición que las almas que yerran pueden ser redimidas.

Debes rezar, rezar y rezar por los pecadores de todo el mundo, porque la oscuridad les ciega a la Verdad. Sin la Verdad, el mundo se sumiría en una oscuridad total. Oren para que ustedes, mis queridos hijos, puedan resistir la fealdad que el pecado trae a sus vidas. Rezad por aquellos que persiguen a los hijos de Dios para que puedan encontrar en sus corazones el amor y la compasión hacia los demás.

Rezad por la salvación de las almas y, especialmente, por aquellos que han permitido que el odio nuble sus corazones y que están más necesitados de la Misericordia de Dios.

Tu querida Madre

Madre de la Salvación