El cristianismo será detestado porque será visto como un bloqueo a la libertad personal.

Mi querida y amada hija, el mundo está inundado de una nueva forma de espiritualidad que comprende la creencia en un ser superior -al que llaman el cristo- pero no es a mí, Jesucristo, a quien se refieren. Satanás, en la forma de Lucifer, al que llaman Rey de la Luz, es idolatrado no como una entidad maligna, sino como alguien que realiza una obra para Dios. Esta ideología es favorecida por sectas secretas, que se proponen destruir el cristianismo. Muchos se verán arrastrados a las prácticas ocultas y mágicas porque ansían excitación. Una vez atraídos, se convertirán en peones y, con el tiempo, serán poseídos por el maligno.

Muchas personas están hambrientas de satisfacción espiritual y anhelan la paz. Cualquier ideología que pretenda traerles autorrealización, paz, calma y una comprensión más profunda de su humanidad les resultará atractiva. Muchos, sin embargo, serán reacios a seguirme, Jesucristo, porque la sociedad me ha condenado a las entrañas de la tierra. Sin embargo, se apaciguarán cuando se les alimente con la falsa doctrina de que todos los caminos conducen a Dios. Esto es una mentira porque sólo puedes venir a Dios, a través de Mí, Su Hijo Unigénito, Jesucristo.

Yo Soy Uno en Aquel que creó todas las cosas. Sólo hay un Dios y Yo, Jesucristo, Soy el Verbo hecho carne para que la humanidad pudiera volver a ser completa. Sin Mí nunca podréis sentiros realizados, ni en esta vida ni en la otra.

Al mundo se le dirá que el objetivo más importante por el que luchar es la libertad, la libertad a toda costa. Pero honrar verdaderamente a Dios significa perder la capacidad de servir sólo a los propios intereses y, como tal, el cristianismo será detestado porque será visto como un bloqueo a la libertad personal. Servir a Dios, a cualquier Dios, se convertirá en el objetivo de muchas personas que buscan la Verdad. Pero cuando Satanás sea considerado divino por el hombre, Dios -en Su infinita Justicia- destruirá a quienes honren a la bestia. La bestia que se esconde entre la élite y los poderosos da gran poder a los que difunden la mentira de que Yo, Jesucristo, no existo. Esa es la mayor maldición infligida a la humanidad por Satanás y debido a la debilidad del hombre cae en las mentiras, que brotan de la boca de los malvados.

Sólo hay un Dios. Sólo hay un camino hacia Dios. Ningún otro camino, por muy reluciente que se te presente, puede llevarte al Padre, sólo el que viene a través de Mí, Jesucristo, el Salvador del Mundo.

Tu Jesús