Saber lo que he enseñado no sirve de nada si no os amáis los unos a los otros como yo os amo.

Mi querida y amada hija, los hijos de Dios pueden compararse a los capullos de una flor. Los capullos, debido a la nutrición de la tierra en la que se encuentran, prosperan y crecen. Pero, a menos que el suelo sea fértil, los capullos no pueden florecer en flores maduras que deleiten el ojo del espectador.

Si la tierra es rica, la flor estará sana. Si está plagada de bichos, la flor no florecerá. Incluso la tierra sana, si está infestada de veneno, no puede producir una planta viva y sana. A menos que los hijos de Dios escuchen la Palabra de Dios, digieran la Verdad y obedezcan los Mandamientos de Dios, estarán vacíos y faltos de paz espiritual. Solamente permitiéndote escuchar lo que la Palabra de Dios promete, puedes esperar prosperar o encontrar paz.

Muchas personas, a causa de las mentiras, que Satanás difunde por todo el mundo, con el fin de engañar a las almas, se encuentran perdidas y sin vida espiritual. La vida sólo se puede alcanzar aceptándome a Mí, Jesucristo, como tu Salvador. Incluso eso, en sí mismo, no es suficiente. También debes recordar lo que te enseñé. Saber lo que os enseñé no sirve de nada si no os amáis los unos a los otros como Yo os amo. Cuando te levantas y proclamas con orgullo que eres un discípulo Mío, entonces, a menos que muestres amor a los demás y hagas con los demás lo que esperas que hagan contigo, eres un hipócrita.

Si Me conoces, amarás a los demás, sin importar de qué pecados sean culpables. Nunca juzgarás a los demás en Mi Nombre, porque ese no es tu derecho.

Tu Jesús