domingo, 6 julio 2014 14:25
Volume 5el orgullo ciegaa los soldados del Ejército RemanenteLa Virgen AbogadaMadre de la SalvaciónEl Ejército Remanentelibre albedríoHija mía, mi tiempo como Madre de la Salvación, cuando trabajaré estrechamente con mi amado Hijo, Jesucristo, en Su acto final para salvar a la humanidad ha sido firmemente establecido.
Haré, como y a partir de este día, todo lo que se requiera de mí para responderle mientras Él interviene en los asuntos del mundo para revelar Su Misericordia.
El camino hacia la salvación es muy difícil, ya que nunca es fácil abrir los ojos de los ciegos a la Verdad. No hay nada más frustrante de presenciar que esas pobres almas que no pueden ver porque se niegan a hacerlo. La terquedad del hombre es una gran barrera y debido a esto se requieren grandes actos de oración y sacrificio por parte de todos aquellos que son bendecidos con la Luz de Dios en sus corazones. Será vuestra generosidad de libre albedrío, al traer a mi Hijo el regalo que Él desea, lo que permitirá al Espíritu Santo descender sobre aquellas almas que están en gran necesidad de la Misericordia de mi Hijo.
Puede ser un gran reto proclamar la Verdad, sólo con tu fe. Pero aunque muchas personas son leales a mi Hijo no tienen el don de la perspicacia. La fe ciega en Dios es un gran Don y es dado a aquellos que son tiernos de corazón y desprovistos de ego. Levantaos pues, queridos hijos, y preparaos para la gran batalla por las almas. Será la tarea más grande incluso para los más fuertes entre vosotros. Permitid que yo, vuestra Madre, os guíe en los tiempos venideros, porque soy vuestra Abogada y Jesucristo me ha dado grandes Gracias para que pueda llevaros conmigo por el camino hacia la gran gloria.
Id en paz a amar y servir a Dios. A los que le siguen, como a niños pequeños, se les concederá toda Protección.
Tu querida Madre
Madre de la Salvación