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I love you. I draw you to Me. I plead with you. I humble Myself before you. I allowed Myself to be dragged along the ground, through the mud, for you, before I died. Soon you will face Me.

Madre de la Salvación: Para servir verdaderamente a mi Hijo, debes amarlo primero. Para amar a mi Hijo debes conocerlo primero

sábado, 21 junio 2014 15:40

Volume 5amor de Nuestra Señoranacimiento de Jesúsvida de Nuestra SeñoraEgiptoamor a Diosfidelidad a la feamoramor a los vecinosMadre de la Salvaciónal cleroEl amor de DiosLa estancia de Jesús en la TierraJesús encontrado en el templo

Mi querido hijo, mi propia vida en la Tierra fue vivida a través de mi Hijo, Jesucristo. Mi alma fue creada en el Cielo por mi Padre, Dios Altísimo, y mi nacimiento fue un Regalo extraordinario para la humanidad. Fui enviada por Dios con el único propósito de entregar al mundo al tan esperado Mesías. El nacimiento de mi Hijo fue Milagroso y desde el momento en que Él respiró por primera vez mi único deseo fue servirle en todas sus necesidades.

Yo adoraba a mi Hijo y lo reconocía con gran reverencia. Su hermoso comportamiento piadoso se hizo evidente rápidamente a los tres meses de Su nacimiento. Su sonrisa era radiante e incluso tan joven como era; Sus penetrantes ojos azules tenían una extraordinaria profundidad y madurez. Sabía que estaba allí para servirle en todo, pero me mostró un gran Amor a una edad muy temprana. Este Amor no era sólo el amor que un niño tendría por su madre - era mucho más grande que eso. Me tranquilizaba, me acariciaba la cara cada vez que me preocupaba por los peligros a los que tendríamos que enfrentarnos nosotros y mi esposo, San José.

Flight into Egypt - Eugène Girardet, 19th century

Después del éxodo a Egipto, me resultaba difícil relajarme y permanecía alerta ante cualquier posible amenaza o peligro, lo que significaba que dormía pocas horas por la noche. Incluso antes de que mi Hijo se diera a conocer, tenía muy claros los peligros que tendría que afrontar en el futuro. Sus Manos, siempre tendidas hacia la gente en amor y amistad. De niño, atraía a muchos, aunque no tenían ni idea de Quién era. También recibió críticas injustificadas de amigos y conocidos. Muchos se burlaban de Él y de mí. La Presencia de Dios atrajo tanto a los buenos como a los de almas oscuras a nuestra pequeña familia desde el día en que nació mi Hijo. Mi amor por Él era muy poderoso. Lo amaba por Quien era, pero también lo amaba como Madre y ese amor continúa hasta el día de hoy.

Yo era algo sobreprotectora con mi Hijo y cuando lo perdí en el viaje de vuelta de Jerusalén me aterroricé. Mi sensación de pérdida se sentía en cada parte de mí y no podía descansar hasta encontrarle. Aquel día, cuando le encontré hablando y predicando a los ancianos en el Templo, comprendí desde aquel momento que sólo tenía que servirle y ser obediente a todos Sus Deseos.

Para servir de verdad a mi Hijo, debes amarle primero. Para amar a mi Hijo, primero debes conocerlo. Conocer a mi Hijo significa estudiar Su Palabra y entender lo que Él dijo a Sus discípulos durante Su Tiempo en la Tierra. Es sólo a través de Su Palabra que puedes llegar a conocer a Jesucristo. Si aceptas Su Santa Palabra, entonces puedes servirle. No puedes servirle si no honras Su Palabra o haces todo lo que El te enseño. La obediencia a la Palabra de Dios es esencial si deseas vivir como un verdadero cristiano. Si predicáis Su Palabra, entonces debéis practicar lo que mi Hijo predicó: amaros los unos a los otros; hacer a los demás lo que esperáis que os hagan a vosotros; honrar a Dios, a través de los Santos Sacramentos, como Él os enseñó.

Nunca debes dictar a Dios tu deseo de cambiar Su Palabra, porque no tienes este derecho. La sumisión a mi Hijo sólo puede lograrse si permaneces obediente a Sus Enseñanzas. Id en paz a amar y servir al Señor.

Tu querida Madre

Madre de la Salvación


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