viernes, 16 mayo 2014 16:05
naturaleza de Diosgentilezaoración por los no creyentesJesús SalvadorhumildadYo soyamor a los vecinospaz en el almaEl amor de DiosLa estancia de Jesús en la TierraMi muy querida hija, os pido a todos los que Me amáis que consagréis a Mi Corazón las almas de todos aquellos que rechazan Mi Misericordia. Os pido que Me traigáis a los no creyentes que no aceptan Mi Existencia y a aquellos que, incluso si Yome presentara ante ellos en persona, aún así Me rechazarían. Estas almas endurecidas se consuelan con otras formas de búsqueda espiritual, porque se niegan a aceptarme. Si aceptaran la Verdad, encontrarían una gran paz interior, que ninguna otra forma de búsqueda espiritual podría proporcionarles. Aquellos que no creen en Mí, o en Aquel que Me envió, nunca llenarán sus almas de paz.
Sólo Yo, Jesucristo, puedo traeros la verdadera paz a vuestros corazones, porque fui enviado por Aquel que os creó para llevaros a Él. A través de Mí, encontraréis a Mi Padre. Y cuando el Padre se una a los hijos que creó, reinará la paz. Sin la Paz de Dios, nunca podrá haber armonía en la Tierra. Donde no haya paz, sabréis que se debe a la falta de humilde servidumbre a Dios.
Aquellos que son conocedores de Mi Santísima Palabra nunca deben olvidar que cualquier conocimiento que puedan tener acerca de Mí, nunca debe ser usado en contra Mía. Con esto quiero decir que deben confiar en Mí por Quien Soy. Acéptame con un corazón humilde. Nunca permitas que la arrogancia ensombrezca tu lealtad hacia Mí. Aquel que es suave y tierno de corazón Me ama. Estoy Presente en aquel que ama a todos, independientemente de su raza, credo, sexualidad o color. Estoy en todos los que viven su vida como Yo les he enseñado. También Estoy Presente en aquellos que no Me conocen, pero que emulan Mis Rasgos.
Cuando caminé por la Tierra, nunca alardeé de Mi Conocimiento, simplemente impartí la Verdad. Nunca me burlé de nadie, ni perseguí o amonesté a los que no querían seguirme. Nunca hablé mal de nadie. Acepté a todos los hijos de Dios y todas las faltas que mostraron hacia Mí. Nunca dije que sacrificaría Mi Vida por unos pocos. No, Yo Me di por todos y especialmente por los pecadores endurecidos. Nunca escogí a un hombre sobre otro. Nunca alabé a uno y calumnié a otro, porque esto habría sido imposible.
Traté de difundir la Verdad con la esperanza de que Mi Palabra fuera escuchada. Llevé la paz a muchas almas atribuladas que tuvieron la humildad de escucharme. Fui firme pero justo con todos aquellos que Me atormentaban por su odio y malas lenguas. Expulsé a los demonios de las almas que se levantaron contra Mí y di grandes Dones a los que sufrían mucho. Ignoré las burlas de los llamados hombres santos de la época, que sólo se amaban a sí mismos. Dios nunca fue una prioridad en sus vidas, tan ocupados estaban en sus propias necesidades. Pero las almas que más buscaba eran las que no creían en Dios. Me buscaban y no entendían por qué se sentían atraídas hacia Mí. Vinieron a Mí por su propia voluntad, pero muchas fueron traídas a Mí por aquellas almas que sabían Quién era Yo y Quién Me había enviado. Debido a esto, derramé sobre ellas Gracias especiales y se convirtieron al instante.
Hoy, mientras hablo contigo antes del Gran Día, deseo que Me traigas las almas de los no creyentes. Debes hacerlo a través de la oración y recitando esta Oración de Cruzada (150) Para salvar las almas de los no creyentes:
Querido Jesús, Te pido que salves a todos aquellos que, sin culpa alguna, se niegan a reconocerte. Te ofrezco mi sufrimiento para traerte las almas de los que Te rechazan y por la Misericordia que derramarás sobre el mundo entero. Ten Misericordia de sus almas. Acógelos en Tu Refugio Celestial y perdona sus pecados. Amén.
Tu Jesús