Los que me maldigan serán maldecidos

Mi muy querida hija, cuando me refiero a Mis enemigos, siempre me refiero a aquellos que, a través de medios tortuosos, tratan de robarme almas. Me refiero, en particular, a aquellos que utilizan la fachada de la santidad para engañar deliberadamente a las almas hacia el pecado. Cuando alguien intenta seducir a otra alma para que crea falsedades sobre Mi Santa Palabra, dada al mundo a través del Libro de Mi Padre, entonces es un enemigo Mío.

El mayor dolor que soporto es por las manos de aquellos que profesan ser devotos seguidores Míos y que se jactan de su conocimiento de Mí. Cuando estas personas tratan de herir a otros y no piensan en amonestarlos en Mi Nombre, entonces esto es lo más doloroso para Mí. Encuentro almas que están cerradas a Mí y las atraigo de muchas maneras hacia Mí y no incluyo sólo a los que ya forman parte de Mi Iglesia en la Tierra. Persigo, siempre, primero a los que se han dispersado, que están perdidos y que no pueden ver. Son las primeras almas que busco y son las que, en las manos equivocadas, pueden y serán descarriadas.

Os pido que recordéis siempre a esas naciones, a esas religiones, a los que no creen en Mí -siempre- en vuestras oraciones. Por favor, dales la bienvenida, tal como Yo lo haría. Nunca intentéis imponerles vuestras opiniones o intimidarles en Mi Nombre. Acércate siempre a ellos con amor y generosidad, porque son tan importantes para Mí como los más devotos de entre vosotros. No importa a quién tendáis la mano, sabed que ninguno de vosotros es más merecedor que otro, porque todos sois pecadores.

Todos los hijos de Dios, con el tiempo, serán testigos de la Verdad final de Su Plan para cumplir Su Alianza. Todos conocerán la Verdad y entonces les será más fácil aceptar Mi Mano de Misericordia. En ese Día gente de todas las religiones, credos, color y nacionalidades verán la evidencia de Mi Existencia. Aquellos que se despojen de las barreras que colocaron entre ellos y su Creador, llorarán de gratitud, porque por fin serán testigos del Amor de Dios. Y, mientras planeáis y os preparáis para los tiempos venideros, sabed que no importa qué obstáculos se os pongan delante en esta marcha hacia la Salvación Eterna, que Mis enemigos serán tratados con la mayor severidad.

Aquellos que Me maldicen serán maldecidos. Aquellos que luchan contra el Plan de Mi Padre para salvar almas serán derrotados. Y aquellos que persiguen a los hijos de Dios y se interponen en el camino del Señor serán, ellos mismos, perseguidos por el siervo a quien pagaron su lealtad. Nada se interpondrá en Mi Camino, porque es imposible. Por el Poder de Dios, todo enemigo será destruido y todos aquellos que proclaman las palabras, hechos y acciones del anticristo, serán desechados y el Reino de Dios será entonces completo.

Tu Jesús