Madre de la Salvación: Todas las referencias al Infierno han sido abolidas y el hombre ha sido engañado en un falso sentido de seguridad

Hija mía, mientras exista el reinado de Satanás, en la Tierra, la Verdad siempre será suprimida.

Desde la muerte de mi Hijo en la Cruz, todo intento de difundir Su Palabra fue frustrado. Y, desde que el Cristianismo se extendió, muchas grietas aparecieron y la Doctrina dictada por mi Hijo, Jesucristo, a través de Sus discípulos, fue adaptada. La Verdad siempre ha sido alterada, pero a pesar de ello, la Palabra de Dios sigue viva en el mundo y la Presencia de mi Hijo, a través de la Sagrada Eucaristía, se ha mantenido.

La Verdad, con respecto a la existencia de Satanás y la realidad del Infierno, ha sido suprimida durante muchas décadas y esto ha tenido un efecto perjudicial en la salvación de la humanidad. Todas las referencias al Infierno han sido abolidas y el hombre ha sido engañado en un falso sentido de seguridad. Por eso, hoy en día, pocas personas creen en la existencia del diablo o en el abismo del Infierno. Esta mentira ha sido el azote de la humanidad y, como resultado, se han perdido muchas almas, porque se niega el Infierno. Ya no se considera que el pecado mortal sea una realidad y, por tanto, no se intenta evitarlo. Los que sirven a mi Hijo Jesucristo en sus Iglesias tienen el deber de preparar a las almas para que sean aptas para entrar en el Reino de los Cielos.

El infierno puede evitarse, mediante la comprensión de las consecuencias del pecado mortal, y sin embargo no se menciona ni una sola palabra al respecto. Las almas se pierden porque nunca se les instruye adecuadamente sobre cómo evitar el pecado y buscar el arrepentimiento. Para llegar a ser dignos de entrar en el Reino de mi Hijo, debéis dedicar tiempo a vivir vuestras vidas, de acuerdo con la Palabra de Dios. Por favor, no ignoréis la Verdad, porque si lo hacéis, os perderéis.

Reza, reza, reza para que la humanidad acepte la existencia de Satanás, porque hasta que no lo haga, nunca aceptará verdaderamente la Promesa de Redención de mi Hijo.

Tu querida Madre

Madre de la Salvación